INFANCIA EN PRISIÓN: NACER Y CRECER DETRÁS DE LAS REJAS




La ley permite que los hijos, hasta los 4 años de edad, puedan estar con sus madres mientras cumplen una condena en un centro penitenciario. Actualmente, en Paraguay hay 26 niños viviendo en la cárcel, la mitad se encuentra en el Buen Pastor. La medida es importante para mantener el vínculo maternal, pero ¿cómo afecta emocionalmente cuando los primeros pasos no son en libertad?

La maternidad en prisión es una realidad muy compleja en nuestro país. Si bien permite que los niños puedan crear el vínculo con sus progenitoras durante los primeros años de vida, puede conllevar un riesgo psicológico para ellos. Los centros penitenciarios no siempre son un lugar propicio para el correcto desarrollo de los más pequeños, pero ellos también necesitan de sus madres.

Según la magíster en psicología clínica, Ruth Doncel, el impacto en la primera infancia por vivir en prisión, puede ser significativo y tener consecuencias a largo plazo en el desarrollo emocional y cognitivo del niño.

“Los niños en prisión pueden tener dificultades para controlar sus emociones y expresar sus sentimientos de manera saludable. Pueden desarrollar problemas de conducta, dificultades para establecer relaciones sociales y una baja autoestima”, indicó la profesional.

Para la psicóloga, los niños que viven en prisión pueden enfrentar estigmatización y discriminación por parte de la sociedad, debido a la situación de sus padres. Esta situación también generará sentimientos de vergüenza, baja autoestima y dificultades en la construcción de una identidad positiva.

Más allá de las secuelas a largo plazo que se produzcan el niño puede sufrir un golpe emocional al momento de cumplir la edad establecida y ser separado de su madre, así como indica la legislación paraguaya.

“La separación va a generar sentimientos intensos de pérdida y abandono en los niños, que le llevará a experimentar ansiedad, tristeza y un profundo anhelo por la presencia de su mamá”, indicó la Mgtr. Ruth Doncel.

En nuestro país, el código de la ejecución penal establece en su artículo 216, que las mujeres privadas de libertad podrán tener consigo a sus hijos menores de cuatro años, siempre y cuando esté justificado, y el centro penitenciario debe instalar un jardín maternal que esté a cargo de un personal calificado.

Según datos del Ministerio de Justicia, hay 26 niños menores de 4 años viviendo con sus madres en las cárceles, la gran mayoría está en el Buen Pastor. Este centro cuenta con un sector especial denominado “Amanecer”, donde albergan a mujeres con hijos.

De acuerdo a la profesional, la intervención temprana y el acceso a servicios de apoyo pueden desempeñar un papel fundamental para mitigar los efectos negativos y promover el bienestar de los niños en esta situación.//FUENTE: DIARIO HOY



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