DIEZ AÑOS VINCULADO A UNA CAUSA DE NARCOTRÁFICO QUE ÉL MISMO DENUNCIÓ



Juan Francisco Centurión Maciel es propietario de la estancia Don Francisco, de la compañía Caraguatá, de Carmen del Paraná, en el Departamento de Itapúa. Él es protagonista de una historia de terror en la que fue víctima de su propia denuncia y por casi diez años estuvo sujeto a una imputación por posesión y comercialización de estupefacientes.

EL CASO

Corría el año 2013 cuando una comitiva fiscal-policial halló 10.030 kilos de marihuana prensada, lista para ser enviadas en 300 paquetes a Argentina, presuntamente a través de barcazas.

Los primeros datos que manejan los intervinientes señalan que presumiblemente la carga pertenecía a grupos delictivos dedicados al ordeñe de combustible y al contrabando de diversos tipos de productos a través del río Paraná. La droga fue hallada a unos 1.000 metros de la orilla del Paraná, oculta en un espeso bosque, distante a aproximadamente 1.500 metros de la casa de Juan Francisco Centurión Maciel.

Como los investigadores no encontraron a nadie en el resguardo de la mercancía, detuvieron al propietario de la estancia, Juan Francisco Centurión. En la oportunidad su hija, Laura Centurión, señaló que su familia nada tenía que ver con el cargamento. Aseguró que su padre presentó denuncias a la Policial y a la Senad para que verifiquen el sitio, porque había actividades sospechosas y que ellos no tenían control total de la propiedad.

INTERVENCIONES SOSPECHOSAS

Agentes de la Senad ingresaron varias veces a la propiedad, pero no informaron de alguna novedad. Así también, en tres ocasiones realizó la denuncia a la Policía de Carmen del Paraná, cuyos agentes tampoco alertaron sobre actividades clandestinas. Aparentemente todos sabían lo que allí sucedía pero nadie quería intervenir, hasta que un día la situación era imposible de ocultar y se realizó un allanamiento, que terminó con la detención del único hombre que denunciaba los hechos. 

Una jueza inclusive le preguntó al acusado en aquella oportunidad porqué además de denunciar no intervino por su cuenta si es que personas extrañas estaban entrando en su propiedad, una propuesta insólita de parte de la mujer que debe impartir justicia, teniendo en cuenta que el acusado era un sexagerio que solo convivía con su pareja y los que comercializaban las sustancias en la zona era una organización de narcotraficantes que tenían la capacidad de llevar 10 toneladas al país vecino. 

LA ETERNA ESPERA

Por más que la justicia no tenía elementos contundentes contra Juan Francisco, además del hecho que el semejante cargando esté en su propiedad de 500 hectáreas, estuvo sometido y vinculado a la causa por casi diez años. En ocasiones privados de su libertad, en otras con medidas cautelares y siempre visitando los tribunales, sin contar los conflictos que tuvo que afrontar en su salud ya que debía realizarse tratamientos en el extranjero y tenía prohibiciones de salir del país. 

Finalmente hace días el Tribunal que lo juzgaba dictaminó la absolución del acusado y la extinción de la causa por lo que Juan Francisco se encuentra muy feliz, tratando de rehacer su vida y recuperar los 10 años que pasó vinculado al hecho del cual él mismo informó. 





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