Un caso de maltrato a una menor de 12 años, fue denunciado en la mañana de este jueves donde una mujer intervino cuando la propietaria de un negocio supuestamente golpeaba a una niña en el piso dándole patadas.
Efectivos de la Comisaría Segunda quienes intervinieron en el hecho reportaron que todo
habría ocurrido en el interior del local denominado Cosméticos Dagy, ubicado sobre la calle De los Obreros y Cristo Rey del Barrio Ciudad Nueva de Encarnación, donde la Sra. Tabea Toledo escuchó gritos que provenían del negocio, se acercó a ver qué pasaba encontrando que la propietaria de negocio estaba maltratando físicamente a una menor por lo que interviene atajando a la agresora.
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Al llegar la policial la mujer ya no se encontraba en su local por lo que procedieron a comunicarse con ella vía telefónica, la misma fue identificada como Gabriela Acosta Garay, quien informó que fue hasta la Defensoría de la Niñez para entregar la menor.
Por disposición, de la Fiscal Lorena Castelví, efectivos policiales llegaron hasta la Defensoría donde encontraron a la Sra. Gabriela Acosta Garay, con la menor y el padre de la misma.
La mujer alegó ante los intervinientes que la menor vive hace varios meses con ella y que le le propinó cachetadas porque supuestamente la descubrió robando.
La Defensora del menor Mariel Altamirano derivó el caso a la Fiscalía. Ante lo ocurrido, el caso quedó a cargo del Ministerio Público donde la policía culminó su intervención cuando la denunciada esperaba ser recibida en audiencia por la Fiscal Lorena Castelvi junto al padre biológico de la menor y la niña, todo según detalla el parte policial.
Recordemos que nuestro país se encuentra enmarcado en el trabajo de erradicación del criadazgo para el año 2025.
Según la UNICEF, esta es una de las peores formas de trabajo infantil, donde bajo el argumento de querer ayudar a una familia de escasos recursos económicos a cubrir la crianza y educación de sus hijas e hijos, el criadazgo los convierte en un objeto de intercambio, proporcionando mano de obra gratis o barata sin que se cumplan las mínimas garantías de protección y promoción de su desarrollo.
De esta manera, el criadazgo se convierte en una de las peores formas de trabajo infantil y en la mayoría de los casos las niñas, niños y adolescentes no reciben una paga por sus servicios, sino apenas techo y comida, en un ambiente inapropiado para su bienestar.
Las niñas y niños en esta situación son particularmente vulnerables a ser víctimas de todo tipo de violencia ya sea física, emocional, sexual y laboral ya que el trabajo que realizan a menudo está oculto a los ojos de la ciudadanía, por encontrarse aislados o trabajar muy lejos del hogar familiar.
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