Durante la madrugada del 3 de septiembre del 2018, Edgar Ayala y su esposa Griselda Segovia salían de su casa dejando a sus hijos David de 7 años y Jazmin, que ese día cumpliá 2 años, para ir a trabajar.
La madre de Edgar, Loida Garay se quedaba a cargo de sus nietos. Apenas llegó a la vivienda, la pequeña ya se había despertado y la abuela preparaba su desayuno cuando la menor alerta del fuego. Apenas tuvieron unos segundos para despertar al niño antes que el fuego empiece a devorar completamente la humilde casa.
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La pareja al enterarse del suceso, retornó inmediatamente encontrando en el lugar carbonizado el fruto de su sacrificio, pero Griselda, al hablar con la prensa agradeció que sus hijos se salvaron del fuego y humildemente solo pidió colaboración de la ciudadanía con un poco de ropa, ya que se quedaron sin nada.
La respuesta solidaria durante la misma jornada fue impresionante, llegaron muebles, ropas, electrodomesticos, personas de todos lados aportaron su granito de arena, según recordó Edgar. Hasta esa tarde un grupo de jóvenes llegó a festejar el cumpleaños de la niña Jazmín, para alegrarla en medio de la tragedia.
Hasta ahí la familia siguió trabajando buscando superar la situación, lo impensable llegó después. Cuando el video de la tragedia realizado por nuestro medio recorrió entre los hermanos de la Iglesia a la que acuden hace siete años Edgar y su familia, las imágenes llegaron incluso a varios países como Estados Unidos y Brasil, es así que personas anónimas y solidarias empezaron a colaborar a favor de la familia, permitiendo que los mismos puedan adquirir un terreno en zona Santa Rosa-Arroyo Porã, distrito de Cambyretá.
“Yo tenía pensado construir una pequeña casa de madera, no podía pensar en otra cosa” comentó Edgar. Hasta que fueron llegando materiales de construcción donados por autoridades de ese distrito y personas particulares, así también llegaron grupos de personas desde distintas ciudades de Brasil.
Primero llegó un experto que armó la estructura, el siguiente grupo levantó la pared, y el tercero revocó la vivienda.
Y así, que a cuatro meses de la tragedia, la familia se mudó a su casa propia durante este miércoles. Para ellos la obra es un milagro de Dios.
Edgar Ayala explicó que hasta la concreción de la mudanza fue algo sorpresivo ya que aunque pensaba en reunir un poco de dinero para pagar el flete pero justo en eso recibe la llamada de un amigo, quien le pregunta por la mudanza y se ofrece para ayudarle.
Se trata del Agente de Tránsito Julian Vargas, a quien Edgar solicitó que se lo mencione ya que tuvo que hacer más de cuatro viajes en su furgón y trabajó mano a mano junto a él durante su hora libre para que ellos disfruten de su nuevo hogar.
La familia recomienda a las personas jamás perder la fé y se mostraron agradecidos con todas las personas que desde todo el mundo lo ayudaron en un momento difícil. Para contactar con Edgar puede llamar al +595985382177.
Este es el vídeo que recorrió el mundo:
https://youtu.be/cUe8cbJiVJo
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