SE CUMPLEN 11 AÑOS DEL ATENTADO QUE TERMINÓ CON LA CARRERA DE SALVADOR CABAÑAS


Cabañas, en un confuso episodio, se cruzó con Jorge Balderas Garza. El apodado “JJ” se encontraba en el bar “Bar” compartiendo con amigos. Casualmente, Cabañas había ido al mismo lugar.

Rondando las seis de la mañana de ese día, ambos coincidieron en los sanitarios donde aparentemente hubo un cruce de palabras de no más de tres minutos. Balderas Garza, respaldado por el arma que portaba no encontró mejor solución que disparar a la cabeza del ex América de México.

La noticia impactó al mundo entero. Las primeras horas fueron trágicas pues se hablaba de la muerte del delantero, quien sin embargo tenía aún signos vitales al ser socorrido.

Aquello menguó en algo el pánico, pero se vendrían momentos de mucha angustia porque el desenlace era toda una incertidumbre. No obstante, quitando fortaleza de algún lugar, Salvador Cabañas fue recuperándose de a poco hasta salir del coma. La vida estaba por segunda vez asegurada para el Chava.

Pero alguna consecuencia quedaría: su magnífica carrera quedaría definitivamente truncada, a pesar de los intentos que hacía por lograr coordinación física y estabilidad cerebral.

Salvador no quedó completamente restablecido y la bala alojada en su cabeza no le sería retirada porque ello implicaría decidir entre su muerte o su vida.

El ex 12 de Octubre demostró habilidad, técnica y talento puro, factores que le valieron pasar al Audax Italiano de Chile y luego al fútbol mexicano, donde en América encontraría el nivel más elevado que hasta lo pondría a los ojos de clubes de la Premier League de Inglaterra.

En la selección paraguaya fue el estandarte de aquella camada manejada por Gerardo Martino y fue evidentemente el más grande ausente en el Mundial del 2010, el último al que acudió la Albirroja.

Si bien salvó la vida y su agresor fue condenado a veinte años de cárcel, las consecuencias serían nefastas. Perdió gran parte de su fortuna, volvió a cero amasando harina en la panadería de sus padres, se divorció de su mujer, con quien mantuvo un litigio por supuestamente apoderarse ella de manera ilícita de sus bienes y dijo adiós al fútbol obligadamente, a pesar de algunos vagos intentos por querer correr como antes detrás de una pelota.

Pero ya no sería el mismo. El cerebro quedó notoriamente dañado y no tuvo más la lucidez de antes del atentado.

Lo que sí resistió al mortal balazo fue su impecable foja profesional. La poderosa arma de Balderas Garza no pudo aniquilar lo que a fuerza de trabajo conquistó.

Levantó una y mil veces al Azteca de México a aplaudir sus goles, volvió roncos a los relatores que se desarmaban en elogios y todo ese maravilloso paseo profesional quedó perenne en el recuerdo, algo que ningún cartel criminal podrá matar aunque posea las armas más tecnológicas posibles.

Cabañas revivió y le hizo un golazo a sus agresores. Mataron su carrera pero multiplicaron el afecto y la ponderación a su persona. Seguirá siendo un ídolo de por vida.

Fuente: Hoy




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