El 11 de junio de 1865 se desató el combate de Riachuelo durante la Guerra de la Triple Alianza (1865 – 1870). Fue la batalla naval más grande en toda Sudamérica, hasta ahora. En medio de aquel evento, los brasileños utilizaron una nave para dañar al buque vapor Paraguarí. Un barco, el vapor imperial Paranhiba, embistió contra el Paraguarí. La tripulación paraguaya no tuvo de otra que encallar el buque a un banco de arena y para evitar que los brasileños se queden con la máquina, le prendieron fuego. Así relata el historiador Fabián Chamorro lo que fue el principio del fin de este patrimonio cultural acuático que tiene Paraguay y que hoy quiere resurgir.
“El buque se compró en 1860 durante el gobierno de Carlos Antonio López. Se trajo de Inglaterra y sirvió en principio para el traslado de personas y mercaderías. El viaje que hacía era regularmente de Asunción a Buenos Aires (Argentina) y Montevideo (Uruguay). Fue el barco más grande que se tenía en la flota paraguaya en ese entonces. Una vez que se vino la guerra grande, se tuvo que artillar el buque”, explica Chamorro.
El historiador aborda un poco sobre la importancia que tenía este buque para la economía paraguaya de ese entonces. En aquel tiempo, Paraguay estaba con una floreciente economía, con sus primeras fundidoras de hierro y la llegada de los ferrocarriles, todo apuntaba a un despliegue económico de la mano de la industria y, por supuesto, del Estado.
“Hay que recordar que en esos tiempos, la economía de la época de don Carlos Antonio López era prácticamente totalmente estatista. Es decir, el Estado controlaba todo. Y el buque Paraguarí era el principal móvil para exportar productos, cruzar el Atlántico, justamente para llevar mercaderías”, expone el historiador.
A criterio de Chamorro, el Paraguarí era fundamental para la época, por el contexto que se tenía en ese entonces y la importancia de la comunicación fluvial. “El buque era primordial, porque transportaba mucha gente y podía llevar mucha carga”, dice Chamorro. En ese sentido, los datos técnicos del Paraguarí indican que tenía una capacidad para soportar hasta 700 toneladas de carga, una velocidad de 13 nudos y una tripulación de 58 hombres para que la maquinaria funcione. Tenía 28 camarotes cerrados y una capacidad de transportar al menos 150 personas. Era considerado el buque más lujoso de la marina paraguaya de esos tiempos.
Cuando arrancó la guerra grande, que puso a Brasil, Argentina y Uruguay en una contienda bélica contra Paraguay, el buque vapor Paraguarí tuvo que utilizarse con fines militares, expone Chamorro. De hecho, prácticamente toda la flota paraguaya fue utilizada para aquella guerra, la más grande que se recuerde en esta región. En efecto, la armada paraguaya contaba para la guerra con 8 barcos, que tenían un total de 30 cañones y cerca de 400 marineros.
Pero tras la batalla de Riachuelo, frente a la ciudad de Corrientes, que se libró al inicio de la guerra grande, el Paraguarí ya quedó prácticamente inutilizado, por el choque y posterior incendio que soportó. “En la guerra lastimosamente ya no tuvo mayor preponderancia”, dice el historiador. Recién cinco meses después pudo ser rescatada y la trasladaron hasta Humaitá.
“Cuando la armada brasileña penetra más el río Paraguay, lo que aún sobraba de la armada paraguaya se dirigió hacia el río Manduvirá (en las postrimerías de la guerra, 1869). Allí los paraguayos hundieron el vapor Paraguarí en uno de los canales de acceso del Manduvirá. Lo hicieron para evitar que los barcos más grandes de la armada brasileña puedan llegar”, dice Chamorro.
Muchos años después y gracias a un emprendimiento privado se logró rescatar el casco de la enorme estructura del Paraguarí. Sin embargo, cuando lo traían a Asunción por el río Paraguay, se soltó del remolcador y terminó en el lugar en donde hoy, después de varios años y de aguas altas, se deja ver en su real dimensión, cerca de donde está el Puente Remanso.
PATRIMONIO CULTURAL SUBACUÁTICO
Según la Convención de la Unesco del 2001, entre las diversas acciones se determinó también la “Protección del Patrimonio Cultural Subacuático”. Justamente, el vapor Paraguarí forma parte de este patrimonio arqueológico paraguayo. Para el historiador Chamorro, es vital recuperar este buque porque hace a nuestra historia y a cómo contarla. “Los patrimonios son importantes porque cuentan una historia. En este caso, puede contarnos cómo era el comercio en esa época. Cómo fue la guerra misma”, expone Chamorro.
Agrega que justamente es necesario cuidar y rescatar estos patrimonios para que puedan quedar como elementos de estudio de la gente que está en el mundo académico histórico como para que también se pueda transmitir a los jóvenes y niños. “Nos cuenta este tipo de cosas para conocer nuestra historia”, afirma Chamorro.
Días atrás, técnicos de la Dirección de Estudios, Antropología, Arqueología y Paleontología de la Secretaría Nacional de la Cultura (SNC) y de la Comisión Nacional de Puesta en Valor y Recuperación del Patrimonio Tangible de la Historia del Paraguay, inspeccionaron la estructura que se deja ver con la bajada del río Paraguay. Esto con el objetivo de garantizar que no se haya movido o robado algo perteneciente al buque, ante la denuncia de vecinos de que supuestamente se estaba rapiñando la estructura.
“ARMAR UN ROMPECABEZAS”
Desde el viernes último, el equipo técnico encargado de recuperar los vestigios de este buque ya está trabajando en la extracción de la estructura que se puede ver en el río. “Queremos aprovechar ahora que todavía se puede por las aguas bajas. En años anteriores la gente venía a rapiñar esta estructura, llevaban hierros, lo que se podía. Por eso ahora se hizo el esfuerzo y vamos a llevar a la Marina, para rearmar ahí el buque”, expone a su vez el arquitecto José Cronawetter, responsable por el MOPC de la Comisión de Puesta en Valor.
“Lo que se está haciendo es cortar los hierros de forma que se puedan retirar del río, pero de forma seleccionada. Para después llevarlo a la Marina y ahí reconstruir. Es como armar un rompecabezas”, explica el profesional. El objetivo es conseguir que la Marina se encargue del cuidado de este buque y que en un futuro cercano pueda estar a disposición de la gente que quiera conocer. Sin embargo, para eso se necesita un lugar.
Actualmente, la Marina paraguaya está por obtener a su nombre el predio de Vapor Cué, en Caraguatay, que también forma parte de la historia naval y que se vincula con la Triple Alianza. Dicho terreno está a nombre del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) y se están haciendo los trámites para que la Armada paraguaya tenga a su nombre el predio. En Vapor Cué está un pequeño museo que tiene algunas de las cosas en donde se mantiene viva la memoria de los grandes sucesos bélicos navales de nuestro país.
Cronawetter dice además que el trabajo de “mudanza” más la limpieza de la estructura llevarán al menos tres meses de trabajo. Señala que todo se hace de acuerdo a lo que indican los especialistas que están llevando adelante el proyecto de recuperar este patrimonio nacional. El proceso de recuperación implica buscar la forma de evitar la oxidación de los hierros, limpiar las partes de madera o recuperarlas, si es posible.
“La ventaja de este buque es que su casco es todo metálico, por lo que creo que es posible lograr su recuperación en una gran parte. Lo bueno de todo esto es que vamos a poder dimensionar lo que fue este buque”, expone el arquitecto Cronawetter.
Mientras tanto, mucha gente se acerca al lugar donde los hierros y la estructura todavía se dejan ver, cerca del Puente Remanso. Hay fotos, comentarios, mucha gente curiosa de ese espectro que emerge del agua. La aparición del Paraguarí es como un mensaje de que no se puede olvidar nuestra historia. Es el buque que trajo del recuerdo un pasado que nunca debe ser olvidado.
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