Se trata de un joven de 35 años oriundo de Itapúa, quien tras recuperarse, volvió a Paraguay. Cumplió con la cuarentena obligatoria en un albergue y cuando salió, se reencontró con su familia.
Julio César Báez tiene 35 años y es de Gral. Artigas, Itapúa, pero estuvo viviendo en Argentina. Tuvo que migrar al extranjero en busca de nuevas oportunidades laborales y a raíz de la pandemia, como muchos otros compatriotas, tuvo que regresar a su tierra natal. El joven estaba viviendo en Buenos Aires y volvió a nuestro país. Comentó que estando en Argentina, había sido diagnosticado con COVID-19. Recuerda que un día, al regresar a la casa donde vivía con sus padres, comenzó a sentirse enfermo.
“Yo estuve con todos los síntomas como se dice. Dolor de cuerpo, dolores musculares, por la noche fiebre, dolor de cabeza inmenso. Cuando me doy cuenta de esto, automáticamente me aíslo de mis padres porque vivo con ellos y para no contagiarles. Me aislé en el primer momento porque sentí que mi cuerpo no era el mismo, no era el mismo síntoma que tengo de cualquier gripe o dolor de cabeza o lo que fuese de infección. Entonces se me prendió la chispa y dije tengo COVID-19”, relató el joven.
El aislamiento lo realizó en principio en su casa. Entre el segundo y tercer día de evolución de síntomas había perdido el olfato y el gusto. Luego del quinto día, recordó presentar problemas para respirar: falta de aire, agitación, “sentía que algo iba a salir de mi cuerpo mientras tosía”, agregó.
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“Tuve muchísimo dolor de cuerpo, parece como si te garrotearon y después el dolor de cabeza además de la fiebre que tuve desde el primer día que comencé. Los médicos me atendieron virtualmente al principio. El segundo día ya no sentía las cosas. Estuve una semana aislado en casa porque todavía no tenía síntomas respiratorios”, relató.
Cuando su cuadro clínico se agravó, tuvo que ser hospitalizado. En una ocasión, durante el chequeo médico virtual, la doctora que le estaba asistiendo notó que su respiración no sea oía bien, por lo que decidió ingresarlo al servicio de salud.
“Los primeros tres días tenía fiebre y progresivamente iba disminuyendo la temperatura. Esta situación te llega, no solo por padecer la enfermedad, sino porque ves a tu alrededor a otros pacientes que se encuentran en tu misma situación, que van y vienen, se los traslada y no sabes si los vas a volver a ver. El día que ingresé al hospital no sabía si iba a salir de allí, tenía miedo”, expresó al recordar su paso por el hospital.
Insta a las personas a cuidarse. “Todavía me cuesta asumir que tuve este de virus que tarda como 15 a 20 días, depende del organismo de cada persona. No pido que tengan miedo del virus, sino un respeto, que además de cuidarse, también cuiden a su prójimo, sobre todo a los más vulnerables”, indicó.
Pidió a la ciudadanía, principalmente a los jóvenes, tomar conciencia y redoblar los cuidados: “Los jóvenes piensan que esto no les va a hacer nada, sepan que sí se van a enfermar y pueden transmitir esta enfermedad a sus padres, y puede que ellos no vivan para contarlo”, enfatizó.
Luego de su recuperación, retornó al país y al llegar fue trasladado directamente al albergue del Comando de Artillería del Ejército, donde completó su cuarentena obligatoria, tal y como lo establece el protocolo vigente para todos los que llegan del exterior.
Báez destacó la atención que recibió en el lugar, donde le brindaron techo y alimentos diariamente. Resaltó la buena predisposición del personal sanitario y militar para con el bienestar de los albergados. “Gracias a Dios la atención es muy buena, el alimento muy bueno. Hay una disciplina que se tiene que cumplir y eso es interesante porque uno va aprendiendo cosas en la vida. Espectacular la atención, siempre la predisposición sobre todo hacia con nosotros”, agregó.
Hace una semana, el joven recibió el alta de aislamiento y ahora ya se encuentra de vuelta en su ciudad natal con su familia. Fuente: LN
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