El Trastorno del Espectro Autista (TEA) abarca un amplio grupo de condiciones del neurodesarrollo, el cual se agrupa semántica y clínicamente, debido a que comparten características relacionadas a interacciones sociales alteradas, limitaciones en las habilidades de comunicación y comportamientos estereotipados o repetitivos (Quesnel-Vallieres et al. 2018).
Las manifestaciones del TEA son variadas, pero si son reconocidas por padres y sobre todo por los profesionales de salud de manera oportuna, y si se instalan las terapias que el niño/a necesita por profesionales capacitados en cada área, se puede lograr que ese niño aprenda varias habilidades que le permitan independencia futura y capacidad de relacionarse, estudiar y eventualmente trabajar de la mejor forma posible dentro de la sociedad.
Cuando se observan las siguientes manifestaciones, se debe sospechar del Trastorno del Espectro Autista:
-Alteración de la interacción social (reciprocidad).
-Alteración de la comunicación (lenguaje comprensivo y expresivo).
-Patrones de conducta restrictivos, repetitivos y estereotipados: rutinas, patrones de juego o intereses restringidos, estereotipias motoras, destrezas imaginativas rígidas y restringidas.
Dentro del espectro del TEA se encuentran todas las personas que tengan los siguientes diagnósticos: Síndrome de Asperger, Autismo de Kanner, Trastorno Generalizado del Desarrollo no Especificado y Trastorno Desintegrativo.
El Ministerio de Salud cuenta con el servicio de Neuropediatría del Hospital General Pediátrico “Niños de Acosta Ñu”, donde atienden neuropediatras, psicólogas, fonoaudiólogas y fisioterapeutas que brindan una respuesta integral a la persona con trastorno del espectro autista, quienes necesitan la intervención de múltiples profesionales de diversas áreas del neurodesarrollo temprano para potenciar sus capacidades y darles herramientas que les sirva para mejorar su relación con las personas de su entorno.
Así mismo, las familias y personas con TEA necesitan de una sociedad informada e inclusiva, que adhiera a los niños con TEA en todos los ámbitos sociales, respetando sus diferencias, sin excluirlos. Es preciso eliminar los prejuicios existentes y empatizar con el colectivo.