AGRICULTURA EN MANOS JÓVENES



 La agricultura es uno de los renglones de la economía que no ha tenido confinamiento con la pandemia. Es la labor que alimenta al campo y la ciudad. Muchos jóvenes le dan nuevo ímpetu a esta actividad que recoge el fruto de la tierra y es producto del sudor de la frente.

En el campo está nuestro futuro. Así lo interpretan entusiastas muchachos que –antes que dejarse llevar por la tentación de la gran ciudad– deciden apostar a la tarea de labranza. En la apacible compañía Tacuara de Nueva Italia –le llaman Zapatero Cue al paraje– varios jóvenes de una tradicional familia lugareña se destacan por dedicarse a las labores agrícolas junto con su familia. Iván Stegen (23) con su hermano Christian (24) y su padre Fidel Stegen (55) trabajan de lleno en plantaciones de pepino, melón, frutilla, lechuga, banana de oro y otros. “Desde que tengo uso de razón trabajo en la chacra”, asegura el joven estudiante a solo días de recibirse como ingeniero agrónomo en la Universidad San Carlos.

 

“Y realmente lo hago porque siempre me gustó el campo. Es muy sacrificado, una lucha constante, pero es un gusto heredado de mi papá, que es agricultor nato y conoce todos los secretos de la chacra con su sobrada experiencia. Es nuestro mejor maestro”, agrega. En sus parcelas practican mucho la diversificación, a tal punto que también cultivan sorgo para forraje de animales. Si bien la pandemia no afectó la labor agrícola, tampoco les ha dado mayores ganancias, pues los precios no subieron, se mantuvieron y otros bajaron. Como también se producen en invernaderos fuera de época, algunos productos generan más gastos y los precios suben un tanto más. “Es muy pequeña nuestra economía y no se puede alzar el precio aunque haya escasez”, comenta Iván Stegen. Las ventas realizan en finca y en el Mercado de Abasto de Asunción, incluso vienen desde Encarnación a buscar. Para la lechuga, suelen implementar el sistema de delivery

Para esta familia, el secreto está en el tratamiento del suelo y los fertilizantes. Apuestan a lo orgánico con abonos como la gallinaza, bosta de ganado y mantillo del monte. También incorporan NPK (nitrógeno, fósforo y potasio). Esfuerzo y dedicación Diego Orlando Stegen (27) es primo de Iván y también se dedica al campo junto con su hermano Ariel (22) y su padre, Crescencio Stegen (56). Además, los ayudan en la tarea sus tíos, ya que es una familia numerosa. Los rubros preferidos por este grupo familiar son el de la frutilla, cebolla, zucchini, coliflor, en la misma zona.

Diego estudió administración de empresas, una profesión muy diferente al oficio al cual se dedica de lleno, y su hermano Ariel sigue la carrera de ingeniería agronómica. “Aunque mis estudios no tengan nada que ver con los cultivos, al fin y al cabo este es un emprendimiento familiar y puedo aplicar mis conocimientos como una empresa”. A su criterio, la agricultura tampoco se vio afectada por la pandemia, pues la producción igual siguió y no hubo alteraciones en la demanda. Las ventas dependen de la cantidad y normalmente lo hacen en finca o llevan al Mercado de Abasto. “En realidad, nos gusta muchísimo lo que hacemos y por eso estamos aquí. Desde que nos iniciamos estamos en esto”. ¿Cuál es el secreto? Está en el esfuerzo y la dedicación. “Investigamos técnicas más nuevas, innovadoras y efectivas. La tecnología va avanzando para agilizar el trabajo de tal forma que los cultivos sean mejores y rindan más”. Y con la juventud puesta en chacra, la tierra da sus mejores frutos. FUENTE ABC COLOR








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