A 41 AÑOS DEL NACIMIENTO DE UNA LEYENDA DE LAS GRANDES FIESTAS EN ENCARNACIÓN.

Los años pasan y los tiempos cambian, las costumbres y tradiciones se dilatan, pero existen cosas que a pesar de los años se mantienen en la idiosincrasia de la gente. La historia que te presentamos a continuación tiene que ver con algo arraigado en la ciudad de Encarnación, ciudad que experimentó cambios radicales en su estructura física y también en su sociedad, pero hay cosas que permanecen por décadas.

Corría la década de 60, un adolescente se ganaba la vida vendiendo helados, de iniciativa propia y un ánimo de superación envidiable comenzaba a tejer uno de los personajes históricos y más conocidos de las grandes fiestas de Encarnación. Su nombre es Pablo Ramón Núñez Zacarías.

Se crió con su abuela y la define como la mujer quien le dio la determinación de trabajar honestamente no importando la profesión.

No se perdía ninguna fiesta, no es que era un asedio bailarín, sino que se colocaba frente al salón o pista del evento con su carrito de fabricación casera a vender sus deliciosos panchos. Fue así que comenzó a tejerse la historia de uno de los personajes más carismáticos de Encarnación y que perdura hasta ahora, “Panchos Cobra”.

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Una frase muy común nació con el correr de las décadas “Si fuiste a una fiesta en Encarnación y no comiste los Panchos Cobra, no conoces nada de Encarnación”, es que con esta profesión supo ganarse el cariño de muchísima gente a tal punto que muchos jóvenes le consultaban a cuál evento iría en caso de que haya actividades simultáneas. “Si yo no estaba mucha gente volvía a su casa y decía que si no estaba el panchero no había fiesta”, comentó entre risas.

“Empecé vendiendo helado, luego conseguí un carrito de pancho y desde esa vez que no cambio mi profesión y de eso ya han pasado 41 años”, relató.

“Luego me casé, pude mantener y hacer estudiar a toda mi familia gracias a esta profesión, hoy mis hijos ya son todos profesionales y trabajan bien, mientras yo sigo con muchas ganas de seguir con mi profesión de vendedor de panchos”, añadió.

Pionero en Itapúa con esta profesión, también supo aventurarse en el interior del departamento en fiestas que se realizaba en ciudades como Coronel Bogado y las Colonias Unidas.

Hoy Pablo ya no tiene el ritmo de antes, de igual manera lo encontrarás todos los días en la Plaza de Armas de Encarnación y en temporada alta en la Costanera.

Cambió de carrito, equipos, lugar de ventas, pero lo que nunca cambió son sus deliciosos “Panchos Cobra”.


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