La Mucormicosis es una enfermedad poco frecuente, pero ya conocida antes de la pandemia por COVID-19 como “hongo negro” por el efecto de manchas o ennegrecimiento que causa uno de sus síntomas en el área facial.
La infección se produce por la exposición a alguna especie de hongos llamados “mucorales” Rhizopus, Rhizomucor y Mucor, hongos que se encuentran ampliamente en la naturaleza: en el suelo, en las plantas, así como en productos frutihortícolas en descomposición.
Entre los síntomas característicos del “hongo negro”, además del ennegrecimiento facial (puntualmente alrededor de la nariz) se encuentra la congestión y sangrado nasal, dolor e hinchazón de ojos y problemas de visión.
Los más susceptibles a padecer de esta enfermedad son las personas diabéticas descompensadas y aquellas con neutrófilos bajos, un componente esencial del sistema inmune natural. Puede ser mortal en pacientes con cáncer e infectados con el virus del VIH/Sida. Esta enfermedad puede afectar el cerebro, los pulmones y las fosas nasales.
El Hongo negro presenta varias formas clínicas: rinocerebral con una frecuencia del 39%; pulmonar (24%); cutánea (19%); gastrointestinal (3%) y diseminada.
Mucormicosis en Paraguay
La Mucormicosis es una enfermedad conocida ya desde hace varios años y documentada en Paraguay. En el 2009 se reportaron cuatro casos que fueron tratados en la cátedra de otorrinolaringología del Hospital de Clínicas. En el 2017 se publicó un informe que refería sobre la detección de casos de «hongo negro», elaborado por profesionales de la Cátedra de Dermatología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA, del Hospital Nacional de Itauguá, de la Dirección de Anatomía Patológica del Ministerio de Salud y de un Laboratorio privado de Asunción, en una investigación de Mucormicosis rinocerebral.
Este cuadro puede diagnosticarse con técnicas convencionales en laboratorios de microbiología (tinciones para hongos y cultivos) y requiere tratamiento intravenoso con antifúngico y por lo general desbridamiento del área afectada.
A tener en cuenta
La mejor manera de protegerse es controlando los factores de riesgo, «uso de corticoides siempre bajo supervisión médica y buen control glicémico en personas diabéticas», señala la Dra. Viviana de Egea, titular de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles.
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