Algunos dicen que se trata de una forma de las personas de volver al pasado, una suerte de máquina del tiempo que traslada desde los sentidos hacia otra época, en la que quizás vivían mejor, con la presencia de sus seres queridos en la mesa compartiendo algún que otro plato característico de la región donde vivían.
Es que según muchos especialistas, la capacidad del gusto o bien lo que se conoce también como “paladar”, no está en la lengua ni en alguna parte de nuestra boca, sino en nuestro cerebro. Es que los sabores, así como los aromas, se guardan en distintas partes de nuestra memoria, generando lo que se conoce como “memoria olfativa”, que nos permite evocar recuerdos por ejemplo al pasar por el frente de una panadería y así recordar digamos alguna vez que caminamos junto a algún abuelo en busca de pan.
Lo mismo sucede con los sabores, nuestra memoria es capaz de guardarlos y traer a colación momentos relacionados con esas veces que probamos un plato característico. Y ahí es donde la magia de los platos tradicionales de nuestra nación entra en acción, copando gran parte de la oferta gastronómica del país, como una bienvenida tendencia que más de uno está celebrando con sus copas en alto.
Las tradiciones mandan
Sea que estemos preparando una buena sopa paraguaya, o bien mbeyú, los recuerdos de la infancia nos coparán con fuerza, llevándonos de la mano a esos momentos tan preciados. Es por eso que muchas de estas tradiciones alimenticias siguen en pie después de tantos años en nuestro país, así como en gran parte de América Latina.
Tanto es así que ahora muchos restaurantes también ofrecen estos platos a través de delivery, como es el caso de La Vienesa que realiza entregas de platos como milanesas y empanadas. Si bien algunos dirán que estos platos no son precisamente “tradicionales”, muchos opinan que las tradiciones son lo que los pueblos adoptan como propio, y conociendo la historia de nuestro país, no hay muchos hogares donde no se hayan probado unas buenas milanesas o esas empanadas de mandioca que tanto nos atraen.
Este fenómeno es tan fuerte, que cada vez son más los locales gastronómicos que incluyen platos como las chipas y chipa guazú entre su oferta. Así como existen otros que sólo ofrecen este tipo de ofertas gastronómicas, incluyendo el famoso cocido paraguayo, el vorí-vorí y el poroto, entre muchos otros.
Claro que existe una gran y nutrida oferta de productos extranjeros en nuestro país, pero le hace muy bien a la identidad nacional saber que todavía existen muchos locales que optan por seguir preparando esos platos que tan bien nos hacen a nuestra autoestima, pero también a la memoria. Quién no tiene esos recuerdos de nuestras abuelas preparando la sopa en esas viejas ollas de hierro que tantas historias tenían para contar, o bien el chipacero rondando las calles y esperando que los críos salgan a pedirle una docena. Indistintamente de nuestros gustos, siempre encontraremos un pedacito de nuestra historia en la comida.
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