“Vamos a escribir ‘yo puedo’, ¿te parece”?, le dice Tupac Ángel –con esa voz que delata sus 9 añitos– a su tío Miguel Maciel (36), quien lo mira atentamente para que no se le escape ningún detalle. El pequeñito, aparte de las tareas que trae de la escuela, en donde cursa el tercer grado, tiene otra misión: enseñarle a leer y escribir a su tío Miguel.
Al niño se le ocurrió ofrecerle ayuda cuando escuchó a su tío decir que no podía leer el diario porque no sabía. “Lo primero que me dijo fue que nunca es tarde para aprender y aquí estamos, es un buen profesor”, dijo don Miguel.
De chico, Miguel tomó una decisión que considera lo peor que hizo en la vida: abandonó la escuela. “Recuerdo que la maestra me castigó, la pasé muy mal, y desde esa vez ya no quise ir. Éramos muy humildes, lo dejé y comencé a trabajar de muy pequeño. Ni siquiera aprendí a leer ni escribir. Ya de adolescente me dediqué a trabajar ya sea de canillita, vendiendo caramelos, a ganarme la vida. Hasta hoy en día me arrepiento de no ir a la escuela”, contó.
Tupac Ángel vive con su familia en el barrio Rincón, de Limpio. Todos los días, cuando sale de la escuela Santa Rosa, se dirige directo junto a su tío para las clases. “Le preparo ejercicios para que pueda juntar las palabras”, explicó.
Cuando le ve llegar, Miguel deja todo lo que está haciendo y como un buen alumno escucha la clase de su pequeño maestro. “Yo le agradezco mucho lo que hace por mí, porque en vez de ir a jugar con sus amiguitos, se toma un tiempo de venir a enseñarme a leer y escribir. Gracias a él empiezo a conocer las letras”, agregó.
“Nunca es tarde para aprender. Yo tuve mis cosas de niños y adolescente y no estudié. Les digo a los jóvenes que no sigan ese camino”, dijo Miguel. Por su parte, el pequeño Tupac Ángel contó que está muy orgulloso de verlo crecer y avanzar día a día y que en medio de las clases su tío le da una recomendación: “Él me dice que nunca abandone la escuela, como él lo hizo. Me dice que tengo que seguir cueste lo que cueste, que la educación es la base para un futuro mejor. Y eso haré”, finalizó.
Don Miguel cuenta que con sus labores de canillita y vendedor de caramelos aprendió a sumar y restar para dar el vuelto. “En eso nadie me gana y me jode, sumo y resto rápidamente, o sea, en matemáticas estoy bien”, dijo entre risas. Por su parte, doña María Elva Maciel, hermana de don Miguel, comentó que su hermano está queriendo cambiar la equivocación que tuvo de chico. “Vemos cómo Tupac le enseña con tanto amor y eso nos da mucha felicidad”, dijo. FUENTE DIARIO CRONICA
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