En un fallo que resalta la gravedad del abuso sexual infantil y la necesidad de protección familiar, el Tribunal de Sentencia de Encarnación condenó este martes a un hombre de 60 años, barrendero municipal, a 12 años de pena privativa de libertad por abusar sistemáticamente de su nietastra. El caso, que involucra encubrimiento por parte de la abuela de la víctima, ha generado indignación en la comunidad y pone en evidencia fallas en el núcleo familiar.
El juicio oral y público, desarrollado en el Palacio de Justicia de la capital departamental de Itapúa, culminó con la lectura de la sentencia tras la presentación de pruebas irrefutables. Según los detalles revelados durante el proceso, el condenado —pareja de la abuela de la niña— aprovechaba la convivencia en la misma vivienda para cometer los abusos. Específicamente, cuando la menor entraba a la habitación para mirar televisión, el hombre la besaba y tocaba de manera indebida, en episodios repetidos que configuraron un patrón de abuso sexual.
La víctima, una niña cuya identidad se reserva por su condición de menor, confió inicialmente en su abuela, contándole lo que ocurría. Sin embargo, esta no le creyó y optó por encubrir los hechos, protegiendo a su pareja en detrimento de su nieta. Ante la falta de apoyo, la niña decidió relatar los abusos a su prima, quien alertó a su propia madre. Finalmente, la madre de la víctima presentó la denuncia formal ante las autoridades, lo que desencadenó la investigación y el proceso judicial.
El tribunal, presidido por la magistrada Diana Arana e integrado por Nilda Caballero y Deyanira Villalba, dictó la condena por el delito de abuso sexual en niños, conforme al Código Penal paraguayo. El agente fiscal Dr. Enrique Forneron lideró la acusación pública, mientras que los abogados querellantes Luis Eliezer Espinoza Morel y Adriana Espinoza von Knobloch representaron a la familia de la víctima, enfatizando la vulnerabilidad de la menor y la traición familiar.
Actualmente, el condenado cumple arresto domiciliario con salidas transitorias autorizadas. No obstante, la querella ha solicitado su inmediata prisión preventiva, argumentando un alto riesgo de fuga, peligro para la sociedad y la posibilidad de que se acerque nuevamente a la víctima, lo que podría revictimizarla o interferir en el proceso.
Como medida adicional, el tribunal remitió los antecedentes al Ministerio Público para investigar a la abuela por omisión de denuncia, al no haber reportado los abusos pese a conocerlos. Fuentes judiciales confirmaron que la mujer enfrentará un proceso penal por encubrimiento, lo que podría derivar en sanciones por priorizar su relación sentimental sobre la seguridad de su nieta.
Este caso subraya la importancia de la denuncia temprana y el rol de la familia en la prevención del abuso infantil. Organizaciones de derechos humanos en Itapúa han aplaudido la sentencia, pero insisten en la necesidad de programas educativos y de apoyo psicológico para víctimas. La comunidad de Encarnación, donde el condenado trabajaba como barrendero en la municipalidad local, exige mayor vigilancia en entornos laborales públicos para prevenir este tipo de delitos.

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