Pintado con el rojo, blanco y azul de la bandera paraguaya, un pequeño carro se situó en las inmediaciones del Kashima Stadium de Japón, donde la Selección Nacional disputó su primer amistoso después de la Copa América.
Distinguido, pintoresco y peculiar, así acaparó miradas de los que asistieron al encuentro deportivo. Poco tiempo pasó para que los aficionados de la albirroja sigan el aroma que condujo al puesto de comidas de un compatriota.
Era Emilio Yeza Ñapese, paraguayo que reside en la localidad nipona Isesaki desde hace 29 años. Él se gana la vida al otro lado del continente deleitando a sus comensales con platillos tradicionales de nuestro país.
Su segundo apellido es indígena, aunque no especificó a cuál de los 19 pueblos pertenece.
Chipa almidón, chipa so’o, chipa guasu, vori vori y empanadas son solo algunas de las opciones que ofrece en territorio japonés.
“Siempre suelo estar cuando juega Paraguay, pero es la primera vez que me invita la gente de la Embajada paraguaya y la Confederación Japonesa de Fútbol”, comentó.
Don Emilio no está solo en este negocio, ya que lo apoya su esposa, Takae Endo, con quien tiene nueve hijos y varios nietos.
El compatriota detalló que la comunidad paraguaya en Japón está compuesta por al menos 2.500 personas, dispersas en diferentes ciudades. En vista de la alta demanda, contó que realiza envíos en casi todo el país asiático.
Pese al sabor amargo que dejó la derrota del equipo nacional, los aficionados residentes en el lejano país obtuvieron un poco de felicidad y una porción de su terruño.//ÚLTIMA HORA
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