Unos ruidos extraños en el gallinero despertaron a Liliana Pereira (29), cerca de la 01:00 de la madrugada del viernes, en el barrio San Isidro de Capiibary, San Pedro. Se levantó y fue a ver, pero al llegar no encontró a ninguno de sus animales; su marido le dijo que quizás fue el “mykure” (comadreja). Pero unas huellas humanas llamaron su atención; las siguió y terminó en la casa de su vecino.
“Llamé a la policía y, cuando entramos a la casa, reconocí plenamente a mi gallo que hace poco compré y le até con una tela roja. Estaba en la olla, mientras que otra persona estaba limpiando las menudencias”, contó.
Al amanecer, nuevamente la señora estuvo frente a la casa de los hermanos Aníbal y Aldo Careaga para reclamar sus dos gallinas y su gallo. “No da gusto, G. 35.000 cuesta cada gallina, que te roben después no es simpático. Es un perjuicio para mí”, aseguró.
Por su parte, Aníbal, uno de los acusados, alegó que él no fue el que robó. “Yo no voy a hacer eso, nunca toqué las cosas ajenas. Fue Cirilo (otro vecino) quien llevó a mi casa el gallo y cocinó”, declaró.
Liliana, igual, quedó muy enojada ya que hasta el chiquero de sus chanchos intentaron abrir para robar, pero mediante que se levantó no lo pudieron hacer. EXTRA DIARIO
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