La primer paracaidista del Aeroclub de Paraná, Brasil, fue paraguaya; Emily Yegros Ortega, en ese entonces de 18 años. Por cuestiones varias, la historia de esta valiente mujer se mantuvo oculta hasta hace poco.
Emily fue a Curitiba en 1958, desde São Paulo, donde había realizado el curso de paracaidismo en el Aeroclub de esa ciudad. El año anterior, fue la única mujer que se graduó de un grupo de dieciséis estudiantes. Por ello, ganó un paracaídas B-8 que le fue entregado de propias manos del entonces presidente de Paraguay Alfredo Stroessner. Recibió además otros honorables premios por ser la primera compatriota en lograr el mérito.
Su pasión por volar estaba más allá del paracaidismo. El nuevo desafío de Emily era ser piloto, siguiendo los pasos de Ada Rogato, la intrépida aviadora brasileña de la época. Para ello, el gobierno paraguayo le otorgó una beca para ser cursada en Curitiba, por lo que Emily comenzó a tomar clases de vuelo y hacer demostraciones de paracaidismo, una novedad que solo fue vista en 1932 con motivo de la inauguración del Aeroclub de Paraná.
En una de sus presentaciones, el 7 de junio de 1959, saltando desde 10 pies desde un Cessna 175, asustó a los espectadores cuando el paracaídas se abrió a solo 10 metros del suelo. Fue un récord para una década en la que cuanto mayor era el retraso en la apertura del paracaídas, mayor era la proeza. La marca fue lograda en su primer salto. Posterior a ello, fue invitada por varias localidades brasileñas para este tipo de actividades.
Además, su coraje, carisma y simpatía, le hicieron sufrir el acoso de la prensa y recibió propuestas de boda de varios hombres locales.
En una presentación en Itajaí, en Santa Catarina, Emily fue arrebatada por el viento lejos del objetivo yendo a caer en el río Itajaí-açu. El equipo pesado de la época y la dificultad en el rescate la hundió por tres minutos bajo el agua. Fue sacada por pescadores y auxiliada por servicios de emergencia. Pasó unos días en el hospital y regresó a Curitiba, donde necesitó tiempo para su recuperación.
En el rescate, el paracaídas de Emily se destruyó parcialmente, lo que la llevó a solicitar una ayuda económica al Aeroclub, la que le fue negada por falta de fondos. El Aeroclub de Paraná pasaba por un momento complicado de crispaciones políticas con tres cambios de directorio en menos de un año. Entristecida por lo que consideró como una ingratitud, Emily dejó de realizar saltos en Curitiba.
La joven paraguaya se formó como piloto y regresó a São Paulo decidida a intentar romper el récord de la modelo francesa Colette Duval, que había hecho un salto desde 12 mil pies en Río de Janeiro. El hecho de ser paraguaya le impidió homologar sus récords en Brasil.
Ya retirada de la que fuera su pasión, Emily se casó, tuvo hijos y vive hoy en Marília, estado de São Paulo. Su historia es recordada como la primer paracaidista en saltar por el Aeroclub de Paraná.//AERONAÚTICA PY
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