Tras el hurto y atentado en la Municipalidad de Encarnación el 25 de marzo pasado, estalló a la opinión pública la noticia de como en el área de Tesorería operaba una financiera clandestina con dinero de los contribuyentes, según lo denunció Miriam Irala, una de las sindicadas como supuesta responsable del siniestro.
El martes 27 de marzo, el banco notificaba a la comuna que dos cheques depositados dos días antes del atentado, el viernes 23 de Marzo, habían sido rechazados por falta de fondos. Ambos fueron presentados el mismo día y en la misma cuenta bancaria, uno por un valor de 56.577.235 Guaraníes y el otro por 49.000.000 de Guaraníes, sumando entre ambos 105.557.235 de Guaraníes. Al ser devueltos a la Municipalidad se constató que además de carecer de solvencia no reunían los requisitos mínimos exigidos por el protocolo de la Tesorería municipal ya que no contaban con el sello del cajero y su firma además del sello de la Municipalidad, por otro lado, tampoco estaban a nombre de la institución otro requisito indispensable para lograr pasar el minucioso control de la dependencia comunal antes de ser depositados en las distintas cuentas bancarias.
Los cheques, por carecer de estos elementos mencionados no tenían trazabilidad dentro de la administración municipal y todos los cajeros que fueron interrogados, al presentarles las fotografías de los cheques durante la investigación interna, coincidieron en que jamás un documento con esas falencias hubiera pasado el control de Tesorería, pero no solo lo pasaron, también fueron depositados sin inconvenientes.
Como no poseían registro en la Municipalidad tampoco se podía saber a cuál de los 10 cajeros que trabajan en la comuna responsabilizar por aceptar o filtrar los cheques dentro del sistema y no fue hasta que la propia Miriam Irala (cajera detenida e imputada como supuesta responsable del robo y atentado) reconoció como argumento de su defensa que fue ella la que ingresó los cheques para cubrir un “agujero” de efectivo que utilizó para préstamos usurarios y como supuestamente desconocía lo que ocurriría el domingo 25 esperaba poder cubrirlos el día lunes 26, este hecho aunque revelaba la “bicicleteada” y la vinculaba al sistema corrupto, servía como argumento para alegar que desconocía totalmente el plan del atentado ya que de otra manera dejaría sus cuentas limpias ante cualquier control posterior al siniestro.
Los registros demuestran que en repetidas oportunidades la misma titular figura en los depósitos bancarios de la comuna (aunque ni siquiera es contribuyente en la ciudad de Encarnación) por lo que se supone que estos documentos rebotados fueron solo los últimos de una larga cadena de depósitos irregulares. En su declaración ante la Fiscalía, la titular de los cheques alegó desconocer la finalidad de los mismos y argumentó que prestaba los cheques a Irala por tratarse de una amiga, trato que Irala correspondía fielmente cubriendo los montos en efectivo.
Los documentos y videos a los que pudo acceder Itapúa en Noticias de los testimonios realizados durante la investigación interna de la Municipalidad revelan que el protocolo para los cajeros estaba vigente y con los mismos se podía evitar que los funcionarios reemplacen el efectivo de sus cajas con cheques de terceros, pero la tolerancia en los controles o la complicidad con los vinculados al área de Tesorería permitieron que con total libertad opere una financiera usurera con el dinero del pueblo encarnaceno.
Entre los responsables de controlar los depósitos y el manejo del dinero se encontraban Mirta Herrera como Jefa de Recaudaciones, Andrés Villalba como Tesorero y Domingo Báez Pedotti como Jefe Transportador de Caudales, todas estas personas no se percataron que de continuo ingresaban cheques por montos millonarios sin el respaldo correspondiente y alegremente se distribuían los cheques en las 3 cuentas bancarias que posee la comuna. Si el sistema de control se hacía correctamente, los cheques hubieran sido llamativos ya que en muchas ocasiones eran por montos millonarios y números redondos, como ocurrió con uno de los dos últimos depositados por Irala que era de 49.000.000 de Guaraníes, algo que casi nunca ocurre al momento de abonar por un impuesto en la comuna.
La financiera usurera en un principio funcionaba bastante bien ya que los préstamos usureros en su mayoría son de plazos cortos, para sacar del “apuro” al beneficiario, entonces con un par de movimientos bien planificados se podía disimular el faltante, para lograr esto, se aprovechaba que los depósitos en los bancos se hacían con retrasos y el tiempo que la Cámara Compensadora necesitaba para revisar los cheques depositados le otorgaba otras 24hs. así se podía utilizar el dinero de la recaudación de los días siguientes para cubrir los “agujeros” y estos a su vez con otros cheques, haciendo la “bicicleta” hasta que el efectivo prestado retorne del cliente con los intereses correspondientes, según confesó Irala. Pero el efecto bola de nieve se inició cuando los prestatarios no pagaban sus compromisos y esa mora pudo haber estado provocando que el faltante sea difícil de tapar, sacando cada vez más dinero para cubrir cuentas más grandes, por lo que los investigadores no descartan que la “bicicleteada” haya sido el motivo desencadenante en el hurto y el incendio en la Municipalidad, siendo una de las hipótesis más fuertes.
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