Los médicos del Hospital General Pediátrico «Niños de Acosta Ñu» han elaborado una guía rápida de reconocimiento para ayudar a los padres y cuidadores a identificar cuándo deben llevar a un niño al servicio de urgencias. Esta iniciativa busca evitar visitas innecesarias y prevenir riesgos adicionales.
Enfermedades respiratorias, vómitos y diarreas, accidentes, problemas de piel, fiebre y conductas anómalas son algunas de las situaciones que se destacan en esta guía de reconocimiento rápido. La importancia de actuar a tiempo se subraya, especialmente cuando los síntomas son severos o persistentes.
Enfermedades respiratorias
Las enfermedades respiratorias son comunes, especialmente en épocas frías. La mayoría puede manejarse en casa con cuidados básicos y seguimiento ambulatorio. Sin embargo, ciertos signos de alarma requieren atención inmediata en urgencias. Estos incluyen dificultad respiratoria que se manifiesta como hundimiento de costillas, chillido en el pecho, quejido, cianosis al toser, pausas en la respiración, incapacidad para alimentarse o dormir, y esto puede aún ser más grave más aún en bebés menores de dos meses.
Fiebre
La fiebre alta (mayor a 38°C) en niños menores de tres meses es una señal de alerta. Si la fiebre se acompaña de dolor de cabeza, vómitos, convulsiones, rechazo del alimento, decaimiento o es un niño portador de otras enfermedades como cancer o cardiopatias debe consultar de inmediato.
La fiebre persistente por más de tres días también justifica una consulta en urgencias
Vómitos y diarrea
Los vómitos y la diarrea, especialmente en bebés menores de un mes, son motivo de preocupación si se acompañan de sangre, dolor abdominal intenso, deshidratación o si el niño parece estar muy decaído o con confusión. En estos casos, es importante buscar atención médica de inmediato para evitar complicaciones mayores.
Accidentes
Los accidentes domésticos, como quemaduras, golpes en la cabeza con pérdida de conocimiento, electrocuciones, heridas graves o ingesta de sustancias tóxicas, requieren atención urgente. Los padres deben estar atentos y actuar rápidamente para minimizar daños y recibir el tratamiento adecuado.
Problemas de piel
Cambios súbitos en la piel como coloración moteada o azulada, palidez importante, manchas de coloración púrpura de aparición repentina, hinchazón de labios o párpados.
Cambios de conducta y otros síntomas
Cambios en la conducta, como llanto inconsolable, decaimiento extremo, convulsiones, pérdida de conciencia, agresividad o expresiones de deseos suicidas, deben ser evaluados inmediatamente por un médico.
Otros síntomas como dolor intenso abdominal o testicular, dolor de pecho o cabeza severo, edema en rostro o miembros, y dificultades urinarias también requieren atención urgente.
La guía enfatiza que las consultas no urgentes deben realizarse en la Unidad de Salud de la Familia más cercana. Los equipos de salud familiar están capacitados para brindar atención primaria adecuada, evitando así la sobrecarga de los servicios de urgencias, reduciendo el riesgo de contagios.
La colaboración de los padres y cuidadores en la identificación temprana de estos signos es fundamental para garantizar la salud y el bienestar de los niños, así como para utilizar adecuadamente los recursos sanitarios disponibles.
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