EL CAFETERO PARAGUAYO QUE “CONQUISTÓ” A ARGENTINOS

Augusto Segovia (27) es un compatriota que vive en la Argentina hace 10 años. Todos los días sale bien temprano de su casa impecablemente vestido. Traje, camisa bien planchada, moño y los zapatos bien lustrados. Así, bien elegante, se dirige al trabajo. Cualquiera diría que va a alguna oficina. Pero no. Vende café, cocido y tortas a bordo de su bicicleta.

Ashá, viste, es conocido como “el vendedor facha” y sus clientes fieles lo esperan siempre con las mismas ansias para saborear los productos que comercializa y para charlar con él, ya que la amabilidad con que trata a todos es digna de un buen paraguayo.

El joven recorre las calles de Barracas, un barrio de Buenos Aires, y se volvió toda una sensación. “Salgo a batallar por mi hijita y por mi pareja. Ellos son el motor de mis esfuerzos”, dijo el compatriota.

“Muchos como que prefieren quedarse en casa que trabajar de lo que sea. Les digo que no debería ser así. Todo trabajo es digno siempre y cuando se hace con honestidad y pensando en el bien familiar y del cliente”, comentó. “La idea de salir bien presentable nació porque uno siempre debe ser así. La presencia es importante. Pero más la educación que uno demuestra”, tiró.

Para muchos de sus clientes, conversar con Augusto es una especie de terapia mientras saborean un café. “Conversar con él relaja porque sabe escuchar y opinar”, dijo uno de ellos. Augusto dijo que recorre todos los días en su bicicleta vendiendo sus productos. “También voy a la cancha de Boca, de River y otros estadios a vender café y cocido. Hay que moverse si no hendýta”, finalizó.

“Mi señora seencarga de las tortas fritas”

“Gracias a Dios me va muy bien. Vendo café, cocido. Mi señora, Noelia Melgarejo, se encarga de preparar las tortas fritas y yo los bizcochuelos y otras tortas. Trabajamos en familia. Alzo en mi bicicleta como 25 termos de café y cocido por día, a veces más. Se acaba rápido porque la gente ya me espera. Tengo mi clientela formada”, explicó Augusto. “Si uno se propone siempre le va a ir bien, sea la labor que sea, solo hay que ponerle voluntad y hacerlo con ganas”, finalizó.

Desde los siete años que sabe lo que es trabajar como vendedor

Augusto es de esos que saben lo que es el sacrificio desde muy chico. No le quedó de otra que empezar a trabajar desde los 7 años. Cambió los juguetes para comenzar un difícil camino vendiendo frutas, caramelos, y así ayudar a su humilde familia en Coronel Oviedo.

En el año 2008 viajó a la Argentina junto a unos hermanos. Pasaron 10 años y hoy Augusto se convirtió en la sensación de la zona de Barracas. “Aquí ya hice de todo, trabajé en construcción, en ayudante de electricista, como cuidador de un depósito que un empresario me dejó a cargo. En ese lapso conocí a mi actual pareja, y la traje a trabajar conmigo. El negocio que cuidaba tuvo que cerrar porque no nos fue tan bien. Quedamos sin trabajo y fue ahí que pasamos mal. Pensé mucho qué hacer y me animé con este proyecto”, finalizó.//CRÓNICA


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