María del Carmen Cáceres es la tercera funcionaria de la Municipalidad de Encarnación que se animó a brindar declaraciones con relación al manejo irregular del dinero en el área de Tesorería y Recaudaciones de la Comuna Encarnacena antes del atentado del 25 de marzo pasado.
En entrevista exclusiva a IN, la funcionaria municipal comenzó diciendo que trabaja en la Comuna desde el año 2006 y que desde el año 2011 ocupó el lugar como la liquidadora de caja hasta el año 2015, específicamente como liquidadora de Miriam Irala, imputada y recluida como supuesta copartícipe del hurto y atentado.
Explicó que este periodo se realizaban constantes auditorías en todas las cajas, cada dos o tres días y casi siempre en forma sorpresiva, inclusive recordó que varias veces tuvo que atender a los contribuyentes mientras su cajera informaba a los auditores. Agregó que sí aparecían faltantes durante el arqueo de caja, la diferencia debía ser cubierta por los responsables de caja y liquidación.
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Señaló que con la llegada de la Lic. Mirta Herrera en el área de Tesorería en 2015 se prohibieron las auditorías en caja, además de disponer otros cambios que comenzaron a llamar la atención. Otro de los puntos acotados era la prohibición de la recepción de cheques de terceros que no estén a nombre del contribuyente.
Afirmó que Herrera no permitía que haya diálogo entre los propios cajeros y la presión era cada vez más estricta ya que la misma tenía en su oficina las imágenes del circuito cerrado de toda esta dependencia. En principio se creyó que estos cambios eran normales y le pareció bueno. “Supuestamente teníamos entendido que ella controlaba mucho pero por lo visto no controlaba nada” (sic), apuntó.
Continuó diciendo que antes de la llegada de Herrera, nunca se utilizaron los famosos “papelitos amarillos” tal como salió a la luz días atrás tras la declaración de la funcionaria Laura Escobar ante el Ministerio Público.
Los rumores de los préstamos usuarios de parte de Herrera eran cada vez más fuertes dentro de la Municipalidad de Encarnación pero como que eran funcionarios antiguos a ellos supuestamente no se le ofrecía por no ser del entorno de Herrera. Esos rumores quedaron plenamente confirmados luego del incendio cuando aparecieron las evidencias y testimonios donde inclusive Mirta Herrera reconocía que realizaba esta práctica.
“Después del incendio cuando salieron estas informaciones muchas cosas cobraron sentido con lo que se creía y presumía”, sentenció.
Cáceres afirma que varios funcionarios quieren brindar datos que podrían ayudar a la investigación del incendio pero no lo hacen por miedo a represalias de las actuales autoridades municipales.
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