Trabajar para no depender de alguien es algo que siempre hizo Damaris Falchi, una joven que hace de todo para ganarse el guaraní de cada día.
Gorritas de lana, cortinas y todo tipo de artículos de la costura ya pasaron por sus manos, y en épocas de verano, ingresa al mundo de la gastronomía y vende pizzas. Esta joven de 21 años hace lo que sea para poder tener siempre un ingreso.
Pero últimamente, inició un negocio en el que sorprendentemente le está yendo muy bien, y con eso está costeando sus estudios universitarios.
“Cuando empecé a vender los pollitos me sorprendió bastante porque la gente llevaba mucho. Hasta huevos caseros vendía y tengo pedidos aún, porque se quiere siempre el producto fresco. Siempre quise vender los pollitos solo que no tenía capital”, decía la joven.
Detallando cada trabajo que ya hizo, contó que antes hasta tenía su propia huerta, donde trabajaba todos días, pero cuando quedó embarazada tuvo que dejar de lado ya que por su estado no podía seguir con esa rutina.
“Cuando estaba en el primer año quedé embarazada, hasta tuve que dejar de ir a visitar mi huerta porque no podía subirme a la moto y esas cosas por mi embarazo, pero nunca me quedé de brazos cruzados, siempre buscaba qué hacer y vender”, contaba la joven quien actualmente vende pollitos.
Resaltó que todo lo que gana con la venta de sus plumíferos va directo para la Facultad, ya sea para las fotocopias o para el derecho de examen.
A pesar de ser una joven madre y de paso un gran kuña guapa, contó que cursa el tercer año de la carrera de Ingeniería Agropecuaria. Resaltó que aún le falta unos añitos más encima, pero que a pesar de eso seguirá siempre en la lucha.
“Me faltan todavía algunas materias para estar del todo en tercer año, pero estoy a un paso. Además me faltan dos años casi tres para terminar con la defensa, pero de a poco voy logrando todo”, he’i la jovencita quien dentro de todo es un gran ejemplo para muchos jóvenes de su edad.
Ama el idioma guaraní
Cada negocio que llegó a tener siempre tuvo un nombre en guaraní, como su pizzería, que la llamó “Heterei” o como el actual rubro, de nombre “Ryguasu’i ogaygua”.
“Siempre me gustó que cualquier cosa mía tenga un nombre en guaraní porque es nuestro. No hablo fluido guaraní, porque no me inculcaron desde criatura, pero intento hablar lo más que puedo por más que hable todo atravesado”, terminó diciendo Damaris, quien se las ingenia como sea para sobrellevar su vida de una manera honesta.//DIARIO CRÓNICA
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