Carlos Gabriel Yesa fue hallado culpable de asesinar a Horacio David Alejandro Verón Baéz el 24 de abril del año 2019, en coautoría con Valdemir Bocarto (ciudadano brasileño quien luego se suicidó en la cárcel). El Ministerio Público luego de sus alegatos finales pidió una pena de 25 años de cárcel y la querella adhesiva 30 años, por haber sido autor material de hecho, no mostrar arrepentimiento alguno y participar activamente del entierro del cadáver en una fosa ubicada en un lavadero céntrico de Encarnación.
Además, Carlos Yesa, después de cometer el crimen se adueñó de los objetos personales de Horacio Verón, se fue a su casa y posteriormente salió a robar una motocicleta a punta de arma de fuego a la funcionaria de una heladería. Cabe destacar que Yesa optó por abstenerse a declarar pero lo incriminan al caso varios elementos, ya que luego de cometer el hecho iban a documentar una camioneta a su nombre a modo de “premio” por la colaboración que tuvo en el caso, declaraciones que hizo autoincriminándose mediante audios de Whatsapp diciendo que había hecho algo malo con “su jefe”, además de una conducta criminal activa agravada por filmarse manipulando un arma de fuego, decir que formaba parte del crimen organizado y demás cuestiones que si bien no son elementos contundentes de prueba en el asesinato, crean un perfil de la persona que demostró no tener ningún tipo de arrepentimiento por el hecho y en su declaración antes de la deliberación de los jueces solo dijo que se arrepintió por no haber confiado antes en la justicia para decir la verdad, ya que anteriormente había manifestado que no contó lo que pasó porque era hostigado y obligado a cometer las acciones criminales por el propio Valdemir Borcato.
La causa
Todo inició en el año 2019, cuando familiares del estudiante universitario Horacio David Alejandro Verón Báez, quien ese entonces tenía 28 años, denunciaron ante efectivos de la Comisaría 2° de la ciudad de Encarnación que el joven estaba con paradero desconocido desde hace varios días. Horacio planeaba viajar el miércoles 24 de abril a Asunción para participar de una manifestación ciudadana, pero desde entonces perdió todo contacto con su familia.
En medio de las investigaciones pertinentes, agentes de la Comisaría 66° de Itá Paso reportaron que en la noche del jueves 25 de abril, habían encontrado una motocicleta abandonada al costado de un bosque, en el barrio Los Arrabales. Posteriormente, se confirmó que pertenecía a Horacio.
Pasaron las horas y los días, y la desesperación era cada vez mayor entre los familiares, amigos y compañeros de Horacio.
Allanamiento en pleno centro de la ciudad
Agentes del Departamento de Investigaciones de Delitos de la Policía y la agente fiscal Lorena Castelvi realizaron un allanamiento el día lunes 29 de abril, en un local comercial denominado “Demi lavadero”, un lavadero de autos ubicado sobre la calle Carlos Antonio López, ante datos concisos de que Horacio Verón estaría muerto en este lugar.
La comitiva fue recibida por un ciudadano brasileño de nombre Valdemir Borcato, propietario del lugar, quién tranquilamente acompañó a los agentes en el inicio de su recorrido, pero luego desapareció de manera bastante llamativa.
Durante la inspección del local, los agentes percibieron olores nauseabundos y decidieron verificar lo que parecía una fosa recientemente cubierta con arena, piedras y cemento. Tras la excavación, encontraron que allí estaba enterrado un cuerpo humano masculino en estado de putrefacción. Luego de varias horas lograron sacar el cuerpo del interior de la fosa con la ayuda de maquinarias pesadas y allí la fiscal solicitó la presencia de los familiares de Horacio, para confirmar o descartar si se trataba del mismo. A través de sus tatuajes y su dentadura, los parientes confirmaron que efectivamente se trataba del estudiante desaparecido.
Primeras hipótesis y detenciones
Desde el Ministerio Público manejaban dos hipótesis en torno a este crimen, una de ellas era que la víctima se dedicaba a la usura. La otra era que el caso estaría relacionado a una red de narcotráfico.
Tras la detención de Diego Méndez, primo de Horacio, quien fue imputado por homicidio en carácter de cómplice y remitido a la penitenciaría de Itapúa. En una entrevista lograda con la esposa de Diego, la misma aseguró que el brasileño Borcato y sus trabajadores “comían asado cerca del cadáver de Horacio”, indicando que el cuerpo del joven estudiante enterrado en la fosa permaneció varios días en el lavadero, mientras las actividades seguían con normalidad.
¿Quién era la víctima?
Horacio David Verón cursaba la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de Itapúa, era deportista y activista en política, era bastante querido y tanto sus familiares como sus compañeros pidieron y siguen clamando porque el crimen se aclare totalmente.
Tras la realización de la autopsia y radiografía del joven asesinado, se pudo comprobar que falleció a causa de seis heridas producidas por disparos de armas de fuego.
Según se presume, la víctima llevaba una especie de «doble vida», ya que mientras cursaba una carrera universitaria y se involucraba en la actividad política y otras sociales, supuestamente también se relacionaba con personas del submundo criminal, como Valdemir Borcato, un hombre que contaba con antecedentes por hechos violentos.
Una fuente del Ministerio Público reveló que Borcato, en su declaración testifical, admitió que en más de una ocasión había permitido a su amigo Diego Méndez (primo de la víctima y otro de los detenidos por el crimen) que pueda guardar sustancias ilicitas en el Lavadero, aunque dijo que desconocía que se hubiera cometido el asesinato.
Es una versión que refuerza la hipótesis de que el crimen se trató de un “ajuste de cuentas” por conflictos en una red de narcotráfico.
En esa misma tesitura, la mamá de Horacio, en la noche en que se desenterró el cuerpo del joven, le manifestó a un medio de comunicación que el brasileño Valdemir Borcato le debía “plata sucia” a su hijo, y que esa deuda habría sido la principal causa del asesinato.
Un evento inesperado durante la investigación
Borcato había sido detenido el 30 de abril de 2019, en el distrito de San Rafael de Paraná, por ser el principal sospechoso del crimen.
El brasileño había prestado declaración indagatoria en el Juzgado Penal de Garantías, en donde había aportado algunos datos que fueron corroborados por la Fiscalía.
Posterior a ello Valdemir Borcato, de 36 años, fue hallado muerto en uno de los sanitarios de la cárcel, sus compañeros de celda indicaron que el hombre salió alrededor de las 04:00 para ir a ducharse pero ya no volvió.
Ante la muerte de Borcato, los únicos procesados en carácter de complicidad eran Carlos Gabriel Yesa y C.D.C.G., en ese entonces menor de edad, quienes eran empleados del lavadero. El segundo involucrado que aún no fue condenado afrontará un juicio aparte por la edad que tenía en aquel entonces.
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