Ña Estefana es admirada por muchas personas quienes aplauden su gran espíritu de trabajadora y kuña guapa
Minutos después que el gallo cante doña Estefana Figueredo, una abuela de 93 años, ya se prepara para arrancar su jornada laboral. Mientras la manija del reloj sigue contando las horas ella no se deja estar y empieza a ganar tiempo ya que el día es largo.
Sentada en su butaca de madera ordeña la vaca, sacando de ella una espumosa y blanca leche. Con el rostro marcado de arrugas y sin dar lugar al descanso empieza a barrer su casa, para luego meterse en la cocina, ya que el almuerzo debe estar para el mediodía.
“Siempre trabajé, no hay descanso para el que quiere trabajar, porque si uno está de balde tampoco va a tener qué comer”, dijo la abuelita en guaraní.
Ña Estefana es una doña muy admirada, ya que las personas se quedan sorprendidas con su guapeza, más aún al tener 9 décadas encima y ser más fuerte que una quinceañera.
“No tengo casi dolor, ahora recién parece que siento, pero soy muy guapa. El calor nomás lo que nos desespera, pero descanso siempre y hago lo que se puede, me gusta trabajar”, he’i la doña quien vive en la compañía 3 de Febrero de la ciudad de Caaguazú.
Mirando a lo lejos contó que hace 30 años vive en el lugar, luego de casarse se mudó con su marido, con quien tuvo 12 hijos y a quienes criaron gracias al trabajo del campo.
“Soy madre de 12 hijos, ahora solo con uno me quedé, el resto se fue a trabajar, pero yo siempre estoy en casa esperando por ellos”, terminó diciendo la abuelita. Fuente: Crónica
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