Pasaron casi 20 años de uno de los secuestros más terribles en el país. Asesorados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el grupo dictó su condena de muerte y en Navidad la mataron.
Estaba tan solo a metros de su casa, pero nunca llegó. Hace 19 años, un día como hoy, un grupo guerrillero decidió acabar con los sueños de la joven Cecilia Cubas y poco después acabó con su vida.
La hija del ex presidente de la República Raúl Cubas Grau (1998-1999) fue secuestrada el 21 de setiembre de 2004, cuando estaba llegando a su casa, ubicada en el barrio Laguna Grande de San Lorenzo.
Cuando el reloj marcaba cerca de las 18:45, la camioneta Nissan Patrol que manejaba Cecilia fue interceptada por dos vehículos –un Volkswagen Santana y un Ford Scort–.
Esa misma noche, se hace la llamada que confirmaba su secuestro. Los que estaban detrás eran dirigentes del entonces movimiento Patria Libre, cuyo brazo armado, años después se autodenomina Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Pese a que se pagaron USD 300.000 por el rescate, los secuestradores hablaron de que eso en realidad era “una multa”, por un pago tardío.
LA CASA. A Cecilia la mantuvieron en cautiverio en una casa en el barrio Mbocayaty de Ñemby.
Vecinos de la zona recuerdan que una pareja vivía en la casa desde enero del 2004. Ya luego del allanamiento, reconocieron que se trataba de Magna Meza y Manuel Cristaldo Mieres.
“Hacían una vida normal, venían al almacén de acá y ellos engañaban a los que vivían al lado, porque a la noche escuchaban ruidos, pero ella decía que ‘su marido era muy celoso y que le pegaba’ para distraer”, contó Gloria Giménez, quien vive a metros de la casa.
Ocho meses antes del secuestro se había sacado arena del lugar, alegando que se estaban preparando para una fábrica de vaqueros. “Nadie sospechó nada”, contó.
La casa fue allanada cinco meses después, el 16 de febrero de 2005. Solo buscaban el lugar donde se hizo la práctica del secuestro. Se presumía que ese día ella iba a ser liberada en Ciudad del Este, pero eso solo fue falsa alarma. “Fue fortuito, porque nos fuimos a buscar un piso y le encontramos a Cecilia Cubas”, recordó la ex fiscala general Sandra Quiñónez.
En ese entonces, era una zona pobre, por lo que llamó la atención lo distinta que era la vivienda que iban a abrir. La puerta tenía las famosas mirillas y también se quedó el rastro de que hubo cámaras. Incluso toda la muralla estaba con explosivos. “Es decir, que si alguien intentaba un rescate de Cecilia, todos morían”, relató Quiñónez.
DOLOR. “Teníamos la información de que ese podía ser el lugar donde se habría realizado esa práctica”, comentó.
Al ingresar, la casa estaba herméticamente cerrada. Se empezaron a romper puertas y ventanas. Se encontraron aparatos de presión, telas de chalecos, camas, hules negros y pelo rubio. La última pieza estaba candadeada, pero lograron entrar y quitaron todo lo que había adentro y ahí encontraron un piso distinto.
Se ubica que había un sótano y que allí estaban los elementos de gimnasio que se veía en el video de la práctica.
Ya en la tarde, y tras largas horas de excavación, se empezó a percibir un olor muy fuerte. “Teníamos ligeras sospechas que existía un cuerpo, y cuando bajó el patólogo, dijo que podría tratarse de mujer con pelo rubio, prótesis mamarias y tatuaje”. Sin duda, era Cecilia.
Su cuerpo ya deteriorado fue encontrado esa noche, luego de una ardua tarea de excavación. “Se trabajó mucho para quitar el cuerpo íntegro”, dijo Quiñónez.
Hoy, a las 16:00, se va a celebrar una misa en conmemoración al día del secuestro de Cecilia Cubas, frente a la casa donde ella estuvo en cautiverio. Hoy allí existe un oratorio llamado Santa Cecilia, en su honor, y los vecinos de la zona tienen varios proyectos para el lugar.
Agarrando las cartas que fueron enviadas desde distintas partes del país, Gloria Giménez –vecina que organiza las actividades– contó que muchos milagros sucedieron.
“La gente vio milagros. Le piden a ella que interceda. Hay zapatitos de niños que no caminaban y pudieron hacerlo”, contó emocionada.
Hoy la casa está abandonada y un grupo de vecinos inició el proyecto de un albergue para abuelos. “Pedimos a abogados de buen corazón que nos ayuden a gestionar”, dijo. Para interesados, el contacto con ella es el (0991) 726-207.
Condenados a la máxima pena por caso Cubas piden redención
En coincidencia con el aniversario del secuestro de Cecilia Cubas, está fijada la audiencia de redención para dos de los condenados por este caso a 25 años más 10 de medidas de seguridad. Buscan reducir sus penas. Se trata de Arístides Vera y Basiliano Cardozo, quienes fueron sentenciados por el secuestro y homicidio doloso de la joven, hija del ex presidente de la República Raúl Cubas.
La audiencia será ante la jueza de Ejecución, María Fernanda García de Zúñiga, quien analizará si otorga la disminución de las penas.
El Código de Ejecución Penal prevé en su artículo 120 que “los internos condenados a una pena privativa de libertad mayor a tres años, que se encuentren en el periodo de tratamiento, en un establecimiento cerrado ordinario o semiabierto, que posean una conducta calificada como muy buena, podrán ser beneficiados con el régimen de redención ordinaria, por el que se restará un día a la condena por cada tres días de trabajo o estudio”.
La ley prevé que se entiende por un día la suma de horas de trabajo penitenciario y estudio, ya sea primario, preparatorio, universitario o de capacitación de oficios aprobado por la Dirección, por un total de ocho horas.
Tanto Vera como Cardozo fueron condenados en el 2012 por el Tribunal de Sentencia, integrado por los jueces Letizia De Gasperi, Óscar Rodríguez y Lizza Battilana.
Ya en mayo, también otros condenados pretendieron hacer lo mismo, pero la jueza dijo que las planillas eran falsas.
La investigación para dar con los rastros de Cecilia Cubas fue un camino largo, ya que la idea de los secuestradores –al parecer– era que nunca encuentren su cuerpo. “Yo recuerdo que en la audiencia preliminar de Carmen Villalba, en noviembre o diciembre del 2004, paso para ir al sanitario del Juzgado y estaba la celda de Aldo Meza y él me dice: ‘Sandra Quiñónez’ y giro y me dice en guaraní: ‘Ni el zapato de Cecilia Cubas vas a encontrar’”, contó la ex titular de la causa.
La ex fiscala no estaba llevando la investigación del secuestro en sí, sino del video de la práctica que hicieron los secuestradores. Fue un hecho fortuito que hayan encontrado el cuerpo.
Ese día del hallazgo se tuvo un trabajo arduo de parte de policías, bomberos y fiscales, para rescatar los restos de la joven enterrada.
Quiñónez recordó conmocionada un hecho que le marcó ese día. Ya en la Morgue, la mamá de Cecilia, la ex senadora, besó el cuerpo de los pies a la cabeza. “Solamente una madre puede hacer eso, es que el olor era insoportable. Yo nunca le miré a Mirta Gusinky política, sino como madre, víctima del terrorismo de esta gente”, contó.
Lo más grave y terrorífico –dijo– fue que a la joven se la enterró viva. El médico forense Pablo Lemir había dicho que comprobaron que ella permanecía sedada y que falleció estando bajo los efectos de esos somníferos.
LAS FARC. Pero este secuestro no se hizo solo. “El brazo armado del Partido Patria Libre (ahora EPP) tenía conexión directa con las FARC”, comentó Quiñónez. Justamente estos recibieron capacitaciones y asesoramientos del grupo guerrillero colombiano.
“Según documentos hallados en el Capítulo Paraguay, se pudo comprobar que los miembros de las FARC le llaman a los de Patria Libre Los Cuenta Chistes y en una parte dice: El Cuenta Chiste de Paraguay vendrá a visitarle a Gallo Pinto” y este era un alias de Rodrigo Granda (colombiano, prófugo en la causa). Ellos intercambian correos. El de Osmar Martínez era [email protected] y el de las FARC era [email protected]”, contó Quiñónez.
Fue con esos materiales que la Fiscalía dio cuenta de la presencia de un miembro de las FARC en Paraguay.
Y fue un desafío para las autoridades paraguayas detectar el sistema de comunicación que utilizaba el grupo. “Todo lo que logramos lo hicimos a pulmón. Hacíamos cruces de llamadas con lápiz de papel y una regla. Luego fuimos avanzando con la ayuda internacional”, recordó la ex fiscala.
Pudieron comprobar que Cecilia debía ser secuestrada en enero del 2004, por asesoría de las FARC, pero cambiaron de fecha, porque los secuestradores “no estaban capacitados”, como debían. “Dijeron: ‘Los agricultores aún no preparados para la captura de la fruta’”, dijo. Y Cecilia era la fruta.
Finalmente, la ex fiscala general concluyó que “el EPP ya dejó un tendal de heridos, lisiados, viudas, huérfanos y mucho dolor, pero sigue la lucha contra ellos”.
En el caso Cecilia se dictaron por primera vez medidas de seguridad
En julio del 2006 se inició el primer juicio oral donde fueron condenadas doce personas que planificaron y llevaron a cabo el secuestro y asesinato de la joven Cecilia Cubas. La jueza de Sentencia de Delitos Económicos, Elsa García –presidenta del primer Tribunal que juzgó el caso– recordó todo lo que se probó.
“La sentencia arroja perfectamente la sinopsis en fechas y la reunión de la decisión de la muerte de Cecilia. Eso fue antes del 24 de diciembre (2004) en se produce el fallecimiento. El trabajo de investigación estaba muy bien hecho”, explicó.
Justamente este Tribunal –integrado también por los jueces Víctor Medina y María Luz Martínez– fue el primero en aplicar en Paraguay las medidas de seguridad, por la peligrosidad que existía de que el grupo criminal vuelva a cometer hechos similares.
“Fue un trabajo importante y creo que el Poder Judicial dejó en alto su nombre y efectivamente se hizo justicia”, mencionó la magistrada.
Se comprobó que el grupo conocido ahora como Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) tenía distribución de roles. Estaba el grupo decisor, que daba las órdenes; luego, el operativo, que se basaron en un manual de procedimientos que ellos pergeñaron; y luego el grupo de toma y vigilancia de Cecilia antes y luego su cautiverio.
Se determinó a través del cruce de información de las antenas que nunca movieron a la joven de la casa.
“No es que estas personas tenían los números a su nombre, sino que se probó el uso de cada número y cómo lo adquirieron. Con relación a Francisca Andino, ella, fechas antes, había llamado al 911 a comunicar un fallecimiento y ahí se probó el uso”, explicó.
La jueza recordó el crimen de Cecilia como atroz. “Haberme percatado en el juicio a través de los medios de prueba que realmente existen estos grupos criminales fue impactante”, dijo. Se vio la conexión con las FARC, porque acá eligieron a la hija de un ex presidente y en Colombia hicieron lo mismo.
“Pasó una década y más vemos que sigue y que realmente no se ha triunfado a nivel de Estado para el exterminio de estas fuerzas. Eso nos queda pendiente, pero mucho se ha hecho”, finalizó.
“Este grupo tenía un plan muy siniestro”
El comisario (SR) Roberto González Cuquejo, quien estuvo al frente de la investigación del secuestro de Cecilia Cubas, afirmó que “si las personas que llevaron adelante el secuestro quedaban impunes, el Paraguay iba a sufrir mucho, porque tenían planeado cometer muchos secuestros más en zonas urbanas, pero gracias a que no tuvieron éxito y el caso no quedó impune, migraron al monte”.
En ese sentido, resaltó: “Tenían un plan muy siniestro, donde tenían como objetivo a familiares de políticos y empresarios. Iban a hacer sufrir a muchas familias”.
Resaltó que después del lamentable caso de Cecilia, la Policía creó el Departamento de Antisecuestro, donde se capacitó a agentes para entender la ideología del grupo armado y cómo se desarrollaban. “Fue un trabajo muy delicado que realizó gente de Investigaciones, el comisario Epifanio Barreto y la fiscala Sandra Quiñónez, que venían investigando la práctica del secuestro de personas”, recordó.///ULTIMA HORA
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