El héroe de una familia y de muchos paraguayos que vieron en su gesto a un “ángel guardián” hasta ahora anónimo, finalmente tiene identidad. Se trata de Juan Pablo Alonso Ayala, un afable guardia de seguridad de Lambaré.
Alfredo Recalde, el padre de un joven que sufrió problemas respiratorios que casi le costaron la vida, buscaba afanosamente identificar al joven que el lunes “cayó del cielo” en una motocicleta y les empezó a abrir camino hasta el centro asistencial donde finalmente su hijo fue asistido.
“Para mí era un día normal. Fue el lunes de muchísimo calor y estaba viniendo por la Avda. España y frente a Casa Rica veo una camioneta. Creo que era una Kia Sorento”, recordó Juan Pablo, de 22 años, de profesión guardia de seguridad.
Juan vio desesperados a los ocupantes del vehículo, pues nadie les abría paso y sin pensar se acercó a la ventanilla y preguntó: ¿hacia dónde? “Hospital Santa Julia”, le respondió afligido Recalde, quien iba con toda su familia y con uno de sus hijos debatiéndose entre la vida y la muerte a cada dificultoso respiro.
El joven confesó que en medio del apuro le costó identificar su destino, que tenía identificado más bien por referencias que por el nombre en sí. Sin mucho tiempo para dudas, encendió las sirenas y empezó a abrir camino.
“Es la alarma de mi moto, que suena bastante fuerte y tiene varios sonidos de ambulancia”, relató sobre la práctica solución que improvisó al instante. De hecho, los escoltó hasta la puerta del sanatorio privado, donde el padre, entre la aflicción por asistir a su hijo, únicamente atinó a darle un sincero abrazo de reconocimiento y un “te agradezco muchísimo”.
Un colega suyo de otra empresa le pidió anotar sus datos, pero Juan Pablo le dijo que no hacía falta, que simplemente ayudó a estas personas que no conocía, pero le dio el nombre de la empresa a la que trabaja: GP Prevenciones.
“Ni siquiera pensé. Simplemente me surgió”, confesó el joven guardia, dejando de lado el calor, el cansancio laboral y los propios problemas personales.
“Nunca hice algo así, pero siempre dije que sí tenía la oportunidad, lo haría”, dijo en conversación con ABC Color.
Le consultamos si algo en su formación desarrolló el espíritu altruista demostrado, y confesó: “La verdad que me gusta lo que es la milicia, el cuartel, servirle al prójimo”.
Sobre el sentimiento que le genera el ser comparado con un “ángel” –como muchos lo ven–, dijo estar casi sin palabras. “Estoy emocionado, me llena… no sé cómo describirlo. Lo único que siempre trato de hacer es el bien. Digo que no puedo cambiar el mundo, pero intento cambiar lo que pueda”, reflexionó.
El joven vive con su novia, Mariel Molas en Lambaré -quién ayudó a identificar a llegar a la identidad del hasta hace poco misterioso paladín motorizado. Sus padres se encuentran lejos, pero aparentemente los rumores de la hazaña de su hijo ya llegaron a sus oídos y se mostraron orgullosos. Juan Pablo comentó que en su trabajo también los felicitaron bastante, elogios que recibió humildemente. FUENTE ABC COLOR
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