El hombre condenado a 40 años de cárcel por el feminicidio de su esposa, Adolfo Trotte fue descripto como una persona buena y colaborativa para el bienestar de demás reos del Penal de Itapúa, por parte del Director del CERESO Abog. Carlos Fretes.
Increíblemente sería él quien supuestamente habla con los reclusos que ingresan por cuestiones de violencia familiar y otros casos, a fin de instarlos a cambiar de actitud, según relató en entrevista Fretes.
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“Nos ayudó a conseguir medicamentos para los internos” dijo Fretes, al comentar que el hombre facilitó el contacto del presidente de un importante laboratorio a cuyo directivo conoció en su época de barra brava de Olimpia, y este accedió a donar un lote de medicamentos para uso en la penitenciaría regional.
Otra “buena acción” de Trotte había sido la de enseñar a otros internos las técnicas de forrado de termos y otras manualidades en las que él sería experto.
Fretes indicó que conoció a Trotte hace poco tiempo, pero resaltó su voluntad de mejorar y la reconversión de su persona, lo que ayuda a mantener la armonía en un ambiente de hacinamiento que cada día se satura más con reos que llegan desde diferentes puntos del país.
En 2015, la Sala Penal de Corte hizo que quedara firme la condena a 30 años de prisión más 10 como medida de seguridad contra Adolfo Trotte por asesinar a su esposa Sonia Vera, decidida por el tribunal de sentencia integrado por los Jueces Dina Marchuk, Óscar Rodríguez Masi y Julio Granada.
Según detalla Abc, entre los argumentos que habían sido presentados en abril de 2013, los miembros del tribunal mencionaron que no existió duda de que Trotte fue el autor de la muerte de su esposa Sonia Vera y que hubo premeditación por parte del homicida. El exdirigente deportivo no soportó que su esposa le abandone y obró por venganza, según el escrito. «Trotte dejó a cuatro hijos sin el pilar, que es su mamá. El imputado no es sano mentalmente», señaló la jueza Marchuk.
El homicidio ocurrió el 2 de julio de 2011, el cuerpo de la víctima fue encontrado en la valijera de uno de los buses de la Villa Olimpia. Trotte había huido en un primer momento a la Argentina; posteriormente, retornó y se entregó a la justicia.
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