Por decimosegundo año consecutivo se realizó la “Expo CEUCE”, en sede del Club Nacional de Encarnación. La actividad desarrollada esta semana presentó más de medio centenar de importantes trabajos de investigación de estudiantes del Colegio Experimental de la Universidad Católica de Encarnación (CEUCE).
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Los trabajos de investigación fueron desarrollados en el área de Ciencias de la Naturaleza, salud y medio ambiente por parte de los estudiantes desde el nivel inicial hasta el tercer curso del Nivel Medio.
Toda la temática de esta edición apuntó al análisis de la encíclica del Papa Francisco que llama al cuidado de la casa común, la misma reza lo siguiente:
Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba». Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.
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