De tener una exposición mínima a la ciencia en la infancia, pero con la curiosidad encendida por su madre, quien con los recursos limitados consiguió un telescopio de una casa de empeño, Alma experimentó un cambio significativo la noche que recibió el regalo y se puso a observar la luna desde su patio, en Capiatá.
No se imaginó que más de una década después, la oportunidad que le negaron para estudiar la carrera que quería en su país la iba a llevar a Estados Unidos a obtener su Licenciatura en Matemáticas y Educación y a participar –actualmente– de un taller con un ingeniero que es parte del proyecto Artemis de la NASA, que está en pie para mandar astronautas al satélite natural.
Tras un arduo proceso de postulación y selección, Alma Ocampos, estudiante paraguaya de 23 años, logró ser aceptada en un prestigioso programa que se lleva a cabo en las instalaciones de la Agencia Espacial Estadounidense, la NASA. En junio de este año egresó del Bennington College, una universidad privada en Vermont. Asegura que su recorrido académico recién empieza. Va por un masterado y continuará en el camino de STEM y Educación.
‘‘Estoy agradecida con mi mamá que intentaba con los recursos que teníamos acercarme a la ciencia. Recuerdo que una vez trajo un telescopio que consiguió de una casa de empeño y lo montamos en el patio, esa noche me quedé mirando la luna y realmente vi algo imposible para mí enfocarme en el Aire y el Espacio alguna vez ya que no tenía referentes paraguayos’’.
En el colegio apenas tenían sillas y mucho menos laboratorios, microscopios o algún otro artefacto/herramienta científica. ‘’Creo que el camino que recorrí es muy anormal porque fue forjándose de manera impredecible’’.
No se le cruzó la idea de estudiar en el exterior hasta el día que culminó el bachillerato y ‘‘chocó con la realidad’’, quiso ingresar a la Facultad de Ingeniería UNA y cuando ya tenía los documentos en mano, no hubo manera en le que pudieran pagar los cursillos y menos trabajar a medio tiempo o le cumplan con un salario justo. En estos años llegó a una conclusión muy dura: ‘‘El sistema educativo paraguayo está diseñado para que fracasemos. Si sentís que no podes más, es porque todo se estructuró para que no puedas más. Ser tercamente curioso y autodidacta es nuestro acto de rebelión contra ese sistema, no es un derecho como nos lo venden’’.
El corto camino que recorrió la moldeó con sus intentos y fracasos. Destaca que más del 90% de las cosas que hizo hasta ahora fueron porque una situación le empujó a otra sin que planee, desde su carrera hasta las pasantías laborales. ‘‘Increíblemente soy fiel testigo de que la vida tiene infinidad de combinaciones de casos, y hasta ese 0,0001% de posibilidad es suficiente para hacerse realidad’’.//ÚLTIMA HORA
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