SE CONMEMORAN 212 AÑOS DE LA VICTORIA DE LA BATALLA DE TACUARY





Después de varios días de aparente calma, los dos ejércitos chocaron el sábado 9 de marzo de 1811, a las siete de la mañana. Para mediodía cesaba el fuego y concluía la batalla de Tacuary.

El comandante paraguayo, Manuel Cabañas, concedió una tregua honrosa a Manuel Belgrano, comisionado de la Junta de Buenos Aires y comandante del ejército vencido. Después del enfrentamiento, hubo negociaciones entre Cabañas y Belgrano, que fueron de gran importancia para el futuro político del Paraguay, entonces una provincia del imperio español.
Se desconocen muchos detalles de las negociaciones entre Cabañas y Belgrano, y de las tratativas de Belgrano con civiles y militares paraguayos influyentes. Se sabe, sin embargo, que Belgrano se retiró con honores del campo de batalla de Tacuary, y que los principales militares paraguayos decidieron olvidar el enfrentamiento con los porteños -americanos como ellos- y desplazar del Gobierno a los europeos -como llamaban entonces a los españoles-.

Las consecuencias políticas de la batalla de Tacuary están estrechamente relacionadas con los aspectos militares del conflicto. Aquella fue una batalla dirigida y ganada por un jefe paraguayo, Manuel Cabañas, y donde tuvieron una actuación destacada oficiales que se convertirían en los actores de la Independencia: Fulgencio Yegros, Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe, Juan Bautista Rivarola, Mauricio José Troche y otros.



Tacuary fue la culminación de una campaña iniciada en Paraguarí, donde el general y gobernador Bernardo de Velasco huyó, junto con sus oficiales de mayor rango, y la caballería dirigida por Cabañas y Juan Manuel Gamarra decidió la victoria paraguaya. Dos batallas ganadas les hicieron sentir a los criollos que, así como podían encargarse del mando militar, podían también encargarse del mando político. En esto, los paraguayos no se diferenciaron mucho de los demás habitantes del planeta: desde los tiempos de Julio César (si no antes) el éxito militar apareja el éxito político.

Por otra parte, no se debe ignorar el talento castrense de Cabañas. Es cierto que en el Paraguay no existía ninguna institución para la formación de los oficiales y que España mantenía a sus colonias cortas de armas y de municiones, para evitar insurrecciones.

EL PLAN. Los oficiales paraguayos de la época, antes que militares, eran milicianos, es decir civiles con entrenamiento en el uso de las armas. Precisamente por eso, por la falta de formación técnica y de recursos, es sorprendente, desde el punto de vista militar, el plan de batalla de Tacuary.

En los primeros días de marzo de 1811, Belgrano se encontraba en un campamento fortificado sobre la margen izquierda del río Tacuary que, sin ser ancho, era profundo y tenía una corriente rápida, lo cual impedía un ataque frontal.

Por eso Cabañas optó por un ataque indirecto: mandó construir un puente sobre el Tacuary, a unos kilómetros más al norte de la posición que ocupaban el campamento de Belgrano y el paraguayo, situados a ambas márgenes del río. Viéndolo sobre el mapa resulta muy fácil: se trata de hacer un puente, cruzar el río y atacar la retaguardia del adversario, cuya artillería y trincheras estaban preparadas para resistir un ataque frontal. En el terreno, y en aquel tiempo, todo era muy complicado, porque estaba cubierto de monte el terreno llano que vemos ahora.

Abrirse camino en el monte, echar árboles y construir el puente sin ser notados tampoco resultaban muy sencillos. Pero los trabajos se completaron en la tarde del 8 de marzo, bajo la dirección de Luis Caballero (padre del futuro dirigente de Mayo), quien murió de un infarto terminada la obra. Dicho sea de paso, la casa de los Caballero se encontraba en el predio de la Universidad Católica (Independencia y Comuneros) y yo alcancé a verla antes de que se la demoliera.

En la madrugada del 9 de marzo, el grueso de los soldados paraguayos cruzaron el puente sin ser sentidos, en una maniobra bien ejecutada. Para ocultar la maniobra, en el campamento paraguayo se abrió un nutrido fuego de artillería y fusilería, que desorientó al adversario.

Cuando comenzó el ataque por la retaguardia, era poco lo que podía hacer Belgrano, pese al valor mostrado por sus soldados. Como dice el historiador Jerry Cooney, la estrategia superior de Cabañas superó a Belgrano.

Pero Belgrano tuvo la presencia de ánimo necesaria para pedir un cese de fuego cuando -en términos militares- no estaba en condiciones de pedir nada y debía aceptar las condiciones del adversario.

Cabañas obró con tacto, negoció con Belgrano y le permitió retirarse; de ese modo impidió una prolongación del conflicto con Buenos Aires, lo cual hubiera retardado la independencia del Paraguay. La habilidad política del jefe paraguayo no fue inferior a la del jefe porteño.

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