Nuestro país cuenta con la certificación de la eliminación del sarampión/ rubeola desde el año 2015. Para mantener esta certificación y, sobre todo, a fin de proteger a la población infantil, teniendo en cuenta que países vecinos presentan casos de circulación y el riesgo de reintroducción del virus al país es muy alto, es fundamental vacunar a la población objetivo.
Todos los niños y niñas de 1 a 6 años deben recibir una dosis adicional de la vacuna Sarampión, paperas y rubéola (SPR) y, los niños y niñas de 6 meses a 4 años, la vacuna polio oral (OPV). Hasta la fecha, la cobertura contra la poliomielitis (bOPV), es de un 42% (268.246 vacunados) y contra el sarampión y rubéola (SPR/SR), el porcentaje de vacunación llega al 40% (334.901 vacunados)
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), estas enfermedades pueden ser peligrosas, especialmente para los bebés y los niños pequeños. Por ello, se insiste a los padres de familia a completar el esquema regular de vacunación de los niños y aplicar la dosis adicional de sarampión, rubéola y poliomielitis.
¿Por qué una dosis adicional de sarampión/rubeola?
A modo de ejemplo, si la población de niños de 1 a 6 años a vacunar es de 100 niños, y se vacuna a 80 niños, quedan 20 niños susceptibles que no se han vacunado.
Además, la efectividad de la vacuna para evitar la enfermedad es de 95%, por lo tanto, si se vacunaron 80 niños, solo 76 se encuentran inmunizados. Es decir, quedan 4 niños que, a pesar de haber recibido la vacuna, no están inmunizados. Entonces, en base a este ejemplo, de la población de 100 niños, quedan 24 niños susceptibles a la enfermedad.
De ahí la importancia de la dosis adicional para evitar la susceptibilidad ante el peligro de reintroducción del virus.
La poliomielitis, el sarampión, el síndrome de rubeola, la rubéola, la fiebre amarilla y la difteria son enfermedades prevenibles con vacunas.