Luz Caballero (40), oriunda de San Juan del Ñeembucú, contó la terrible experiencia que le tocó vivir, tras ser llevaba bajo engaños a la Argentina, donde fue obligada a prostituirse.
La compatriota proviene de una humilde familia, a los 7 años sus padres la mandaron a vivir con sus abuelos, para poder ir a la escuela, pero abandonó el tercer grado tras ser abusada por su abuelo y posteriormente fue tratada de mentirosa por su abuela, que incluso le pegó para que deje de “inventar”. Siguió viviendo ahí, hasta que un día, le contó a una de sus tías, quien sí creyó en ella, ya que la misma sufría abuso por parte de su papá.
“Ella escribió una carta a mi mamá y luego mi papá vino a llevarme. Trabajé con ellos en la chacra por mucho tiempo”, contó la compatriota durante la entrevista, emitida vía Facebook por estudiantes de Comunicación Social de General La Madrid.
Ya adolescente, viajó a Asunción, donde trabajó en una casa como criada, pero quedó embarazada y retornó a su casa, para el nacimiento de su hijo mayor, Carlos.
Cuando tenía 11 meses su bebé, ella volvió a la capital y siendo empleada doméstica; conoció a otra joven, a quien acompañó hasta una agencia de empleos, donde ofrecieron puestos a tres chicas, para trabajar en el vecino país. Era el año 2002.
“Mi sueño siempre era conocer Argentina, por eso ni dudé en aceptar, les dije que iba a ir a buscar mis ropas y el que atendía nos dijo que no hacía falta, que acá (Argentina) la señora nos iba a dar todo lo que necesitábamos, por eso nadie sabía qué pasó de mí”, dijo Luz.
Las tres chicas viajaron, pero al llegar a Buenos Aires, les quitaron sus documentos y las obligaron a atender a los clientes de un prostíbulo, en la localidad de General La Madrid. “Lo más doloroso para mí, fue cuando la señora nos llevó a hacer unos documentos, y en él figuraba ‘profesión: prostituta’, fue muy humillante”, relató entre lágrimas la mujer.
La misma suplicó regresar al país, alegando que ellos no estaban acostumbradas a esta “profesión”, pero la señora le dijo que ahora ellas son de su propiedad, porque pagó por ellas.
Final feliz
Después de cuatro meses de estar en ese burdel, uno de los clientes le propuso matrimonio y tuvo que pagar para sacarla de aquel sitio. Se casó y formó una familia con el hombre.
Entre lágrimas, recordó cuando llamó a su familia y su madre no pudo hablarle, ya que pensaba que se había muerto, en un incendio, según le contó su hermana.
Carlitos, como lo llama ella, ahora tiene 21 años, y vive con ella en Argentina.
A raíz de la entrevista, emitida vía Facebook por estudiantes de Comunicación Social de General La Madrid, se abrió una investigación por trata de personas, según se informó. Fuente: EXTRA
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