Teniendo apenas tres meses, Susana fue entregada a una pareja que se desvivió por ella. Su mamá adoptiva, poco antes de morir, le reveló que ella tenía otra madre. No pudo dormir en toda la noche, Susana Escobar sabía que no iba a ser un día cualquiera. Siendo las 04:00 salió de su casa ubicada en Hernandarias, Alto Paraná, rumbo a Guarambaré.
La ansiedad no la dejó en paz, y, no era para menos ya que luego de cinco años, se le cumplió el anhelo de poder conocer a la mujer que la trajo al mundo.
“Tal vez no fui planeada en ese amor de juventud. Seguramente tuvo la posibilidad de interrumpir su embarazo y ahorrarse problemas, pero ella tomó la decisión de dejarme vivir para poder decir hoy que soy feliz y muy afortunada en el mundo”, dijo sin ningún rencor.
Supo que era adoptada cuando Susana Velázquez, su mamá adoptiva, le confesó la verdad poco antes de morir.
No había muchos datos solo algunas pistas de la ciudad y el apodo de Ña Rubia.
Susanita, como la conocen, inició su campaña de búsqueda en Facebook y en poco tiempo las redes sociales hicieron lo suyo.“Me llamó un hombre y me dijo que su mamá les contó que tenían una hermana que ella había dado cuando apenas tenía tres meses, todos los demás datos coincidían”, relató emocionada. Sin dudar, Susana emprendió el viaje ayer y tras un efusivo abrazo aquella mujer le dijo que se llamaba Justina Castro.
De esta manera y luego de 35 años Susanita conoció a su primera mamá y de ser hija única pasó a ser la mayor de 5 hermanos. Fuente: Diario Extra
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