Las matriculaciones de vehículos aumentaron en Paraguay un 9,25 % en 2018, debido en gran medida a la importación de coches usados, lo que genera un mercado “atípico”, según fuentes del sector, que se mantiene a lo largo de los años pese a los incentivos estatales a la compra de automóviles nuevos.
Al cierre de 2018, el parque automovilístico paraguayo contaba con un total de 2,53 millones de vehículos matriculados, más del doble de los que existían en 2011, cuando la Dirección Nacional del Registro de Automotores contabilizó poco más de 1 millón.
Gran parte de ese crecimiento se debió, según explicó a Efe el vicepresidente de la Cámara paraguaya de Distribuidores de Automotores y Maquinaria (Cadam), Víctor Servín, al gran volumen de ventas de vehículos usados, que en 2018 copó el 65 % de un mercado que calificó de “atípico”, ya que las ventas de coches nuevos sólo supuso el 35 % del total.
Servín comentó que ese desequilibrio se debe a varios factores, entre los que el principal es el “bajo costo” de los vehículos usados, cuya antigüedad media en el momento de la importación alcanza los “14 o 15 años”.
Dichos automóviles, procedentes en su mayoría de países asiáticos e importados a través del puerto chileno de Iquique, se pueden adquirir en Paraguay desde 1.000 o 2.000 dólares, ya que en sus lugares de origen “tienen un costo cero, e incluso pagan (a sus propietarios) por sacarlos de las calles”, añadió el vicepresidente de Cadam.
La circulación por las carreteras paraguayas de automóviles tan antiguos supone, a ojos de Servín, un “problema de seguridad” vial, acrecentado por la necesidad de acometer cambios en la dirección de los coches, “que no siempre se realizan de la manera adecuada”, puesto que en muchos de esos países se circula por la izquierda.
Paraguay, que “aún no ha generado un mercado interno de autos usados”, añadió Servín, “es el único país que permite la importación” de ese tipo de vehículos.
Ello pese a que en 2011 se aprobó una ley que prohibía la compra al exterior de coches cuya antigüedad superase los diez años.
No obstante, “inmediatamente tras la aprobación” de la norma, aún vigente, indicó el experto, se tomaron “medidas cautelares” que otorgan “autorizaciones sucesivas” a la compra de automóviles “más viejos”.
Se trata de una “medida populista” que dio acceso a la compra de un vehículo a personas de bajos recursos, lo que aumentó la demanda de compra de coches, en un país en el que “el transporte público no es eficiente” y la gente requiere otro tipo de “movilidad privada”.
Sin embargo, en el último año la importación de vehículos nuevos aumentó un 28,9 %, según los datos manejados por Cadam, gracias al impulso de la iniciativa gubernamental “Un auto para la familia”, que en 2018 ofreció un plan de financiación a 60 meses y a un 8,5 % de interés, para vehículos nuevos de tipo A (pequeño tamaño).
La campaña, financiada por el estatal Banco Nacional de Fomento (BNF) aumentó las ventas de esos automóviles un 40 %, según Servín, a pesar de que estaba limitada a coches de hasta 50 millones de guaraníes (unos 8.270 dólares) y fabricados o ensamblados en Brasil, en virtud de un “acuerdo industrial” entre ambos países.
“Fue un plan de extraordinario éxito”, subrayó, porque “el BNF tiene un plus sobre el resto de bancos privados”, ya que es el que “paga las nóminas de los funcionarios” y por tanto “tiene acceso a una clientela mayor”.
El Ejecutivo estudia ahora prorrogar ese plan, aunque en otras condiciones, ya que con el cambio de Gobierno en Brasil, el acuerdo industrial “no ha fructificado”, señaló Servín, por lo que “se abrirá a todas las marcas”.
El representante de Cadam confía en que el aumento en las ventas de vehículos nuevos “es sostenible en el largo plazo”, debido a que los clientes “empiezan a valorar” que se les ofrezca una mayor garantía, así como el “menor coste de mantenimiento” que implica la posesión de un automóvil 0 kilómetros.//IP
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