Las tumbas, lo que queda de ellas, se resisten al paso del tiempo. Todavía son alcanzadas por la mirada de los viajeros. La vegetación y el alambrado perimetral no pueden cubrir los vestigios. A la vera de la ruta provincial 105, a pocos kilómetros de la estación del peaje de San José, se levanta un antiguo cementerio que evoca, nada más y nada menos, que a los tiempos de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870).
Un antiguo plano de mensura de finales del siglo XIX registra el sitio bajo la denominación “Camposanto de los Paraguayos”. Ese documento fue recuperado por el municipio de Apóstoles, en tanto no es el único que traza esa teoría. El reconocido cartógrafo de Posadas, Miguel Ángel Stefañuk, en su libro Diccionario Geográfico Toponímico de Misiones (2012), también señala el cementerio de las tropas del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia.
El descubrimiento sienta precedente en una arista de la historia que prácticamente no fue abordada por los expertos: el rol de Misiones en la contienda bélica más importante de Sudamérica. Lo cierto es que en la provincia hay sepulturas de soldados paraguayos que se enfrentaron contra los aliados dos siglos atrás.
Fue el profesor de Apóstoles Esteban Snihur quien tomó la posta. Se lanzó a excavar entre papeles y mapas para identificar la zona donde funcionó el campamento militar de Pindapoy que entre carpas, hospitales de campaña y rancherías, también contempló un cementerio.
La investigación, que está en pleno proceso y a la cual accedió El Territorio, ya despertó interés tanto de las autoridades locales de la Subsecretaría de Cultura como también en el Senado, del país vecino.
El lugar en cuestión en la actualidad es propiedad de la firma Rosamonte, que permitió a este medio un relevamiento fotográfico, algo inédito hasta el momento. Los nichos que aún se pueden visualizar corresponden a un cementerio moderno, cuyo predio antes estaba bajo la jurisdicción parroquial del municipio de San José. El último dato es que previamente a la posesión por parte de la familia Hreñuk del terreno, el cementerio era parte de la estancia Las Vertientes. En definitiva, las teorías apuntan a que la estructura moderna está emplazada sobre lo que fue, en el 1800, el camposanto de los paraguayos.
Se trata de una trabajo que demanda tiempo, paciencia, lectura y en algún momento debería intervenir la arqueología. El profesor Snihur ya cuenta con 68 documentos del Archivo Nacional de Asunción referidos al campamento militar Pindapoy que fue liderado por Estigarribia, quien luego va a dirigirse hacia Uruguayana. “Previo a la guerra, entre 1864-1865 estuvieron acantonadas las tropas de Estigarribia, hubo cerca de 10.000 soldados paraguayos con ranchería, hospitales. En la lista de los soldados que morían allí víctimas de enfermedades como disentería, diarrea y catarrera, calculo que sería gripe”, desliza Snihur en diálogo con este diario.
El académico e investigador resalta que el campamento, que lleva el mismo nombre del arroyo -ubicado a tres kilómetros de la ruta 105-, es anterior a la declaración de guerra. Se encuentra por estos días en la etapa de identificar los primeros muertos y enterrados allí.
“Entre los nombres de los primeros enterrados en el año 1864, figura nombre y apellido, y que eran de Trinidad, San Cosme. Muchos con apellidos guaraníes. O sea que eran antiguos pobladores de pueblos jesuíticos de la zona de Paraguay pero reclutados como soldados”, sostiene.
“Hay que dejar en claro que es un sitio histórico-arqueológico que dio continuidad en el tiempo a un cementerio moderno. Si no, se presta a confusión. No hay que perder de vista la visión territorial de lo que fue la ocupación paraguaya de Misiones, de lo que queda mucho por saber e investigar”, dice Snihur.
“Es un campamento, del cual sabemos muy poco todavía, como muy poco sabemos del rol de Misiones en la guerra del Paraguay. Y menos aún sabemos del patrimonio histórico que hay en Misiones vinculado a esa guerra. Además del campamento de Pindapoy, los paraguayos tenían guardias en San José, Santo Tomás, San Cristóbal, San Alonso”, advierte.
En una época en la cual no había asfalto, los soldados se valían de las rutas trazadas antes por los jesuitas como nexo de comunicación entre los batallones.
No es posible plasmar conclusiones; queda bastante por investigar y un sinnúmero de misterios por dilucidar. En las próximas páginas, no obstante, se reconstruye apenas una parte de la guerra de Uruguay, Brasil y Argentina contra Paraguay. Pasen y vean. FUENTE EL TERRITORIO
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