La historia de esta pareja Mbya Guaraní quedará inmortalizada por varias generaciones.
Faustino es un hombre fiel a la tradición de sus ancestros, pescador y cazador por excelencia, labrador de tierra, recolector de fruta y miel, esforzado por su familia, mientras que Eduarda experimentaba una visión que va más allá de cualquier cosmovisión indígena.
Habitaban en la Isla Yacyretá, pero con la construcción del mega embalse tuvieron que dejar atrás sus tierras y sus bosques y comenzar un extenso vía crucis deambulando en comunidades hermanas hasta asentarse definitivamente en Pindo, ubicado en el distrito de San Cosme y Damián.
De esta pareja nacieron 5 hijos: Alberto, Germán, Geronimo, Rosalino y Luis.
En una ocasión, Eduarda le comentó a Faustino de que era tiempo de que sus hijos vayan a la escuela, Faustino quedó sorprendido y con temor a que toda la cultura al que estaba ligada la familia quede cortada. Tras mucha insistencia, finalmente accedió pero dijo, “acordate que esto hará de que tus hijos dejen la casa apenas crezcan”. Consciente del riesgo, Eduarda sabía de que sus hijos necesitaban formarse y estaba convencida de que de las comunidades indígenas también pueden surgir grandes profesionales.
Los primeros que tuvieron que ir a la escuela fueron Alberto y Germán, debían de recorrer kilómetros hasta terminar la secundaria, Alberto en un Colegio Privado de Encarnación y Germán en el Colegio Nacional Marcelina Bogado de Coronel Bogado. “Era muy difícil, nos discriminaban porque éramos indígenas, muchas veces los compañeros nos trataban como animales”, señaló Germán.
Alberto quien fue el principal ejemplo para sus hermanos menores, dobló el desafío de su madre y comenzó a estudiar Derecho, luego Germán decidió ser docente, de aquel tiempo ya pasaron más de 20 años.
La principal actividad de Alberto en la actualidad es defender los derechos de las comunidades indígenas y gestor de beneficios para sus coterráneos, el mismo fue becado en su momento para una especialización en Valencia- España.
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Germán, recientemente fue noticia por la beca que se ganó para un postgrado en Chile a través de BECAL, siendo Licenciado en Ciencias de la Educación es el principal referente de la formación indígena en Educación Escolar Básica y se desempeña como Supervisor Pedagógico de Educación Indígena en Itapúa.
Más tarde se sumó Rosalino, quien egresó del actual Colegio Militar de Suboficiales del Ejército y luego siguió la carrera de Lic. en Ciencias Ambientales, actualmente trabaja como funcionario de la Gobernación de Itapúa en la Secretaría de Asuntos Indígenas. En 2014 fue becado a España para realizar una especialización.
Quizás el más destacado entre los hermanos es Gerónimo, quien emigró hasta Encarnación primeramente para ser alumno del Colegio Técnico Nacional y luego ingresar como estudiante de Arquitectura en la Universidad Católica de Encarnación, también cuenta con un postgrado en didáctica universitaria y es considerado un ex alumno referente de esta universidad.
“Al desafío de nuestra madre hay que sumar las oportunidades que tuvimos, primero fui becado por la Entidad Binacional Yacyretá y luego accedí a la beca de propia universidad” explicó Gerónimo.
Recientemente se postuló como candidato a Senador de la República donde obtuvo más de 25.000 votos a través de un movimiento independiente que encabezó. En la actualidad se desempeña como profesional arquitecto en la Entidad Binacional Yacyretá.
“La realidad de los indígenas del Paraguay es que más de la mitad siguen siendo analfabetos, debemos de crear políticas de estado para la protección de estos pueblos y para que salgan de extrema pobreza a través de la explicación” nos explicó.
El menor de todos es Luis, estudiante de la Carrera de Psicopedagogía en la Universidad Autónoma de Encarnación y funcionario en el área técnica de la Supervisión Pedagógica de Educación Indígena dependiente del Ministerio de Educación y Ciencias.
Esta magnífica historia de los 5 hermanos Ayala, sirve de inspiración para todos los habitantes de nuestro país, donde las adversidades y los prejuicios pueden convertirse en un desafío a vencer si existe determinación.
La visión que tuvo Eduarda y la valentía de Faustino quedarán inmortalizadas en varias generaciones, como los padres que rompieron un paradigma instalado por siglos en las comunidades indígenas del Paraguay.
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