MANEJABAN MILLONES DE LOS CONTRIBUYENTES COMO EN UN “KIOSQUITO”

Las declaraciones testificales de los cajeros y funcionarios del área de Tesorería de la Municipalidad de Encarnación tras el hurto e incendio de la sede comunal, pusieron en evidencia el precario sistema con el que se manejaban cientos de millones de los contribuyentes que ingresaban diariamente en la comuna.

Desde el depósito de las llaves de las cajas de seguridad que se guardaban en un “Tupper” dentro de un armario hasta la forma en que se transportaba el dinero a los banco, escandalizan y por otro lado sorprende que la comuna no haya sido vaciada o asaltada en múltiples ocasiones.

Según las grabaciones en video de los interrogatorios realizados durante la investigación interna del siniestro a los testigos y vinculados al manejo del dinero en la comuna, Mirta Herrera, quien un mes antes del siniestro había dejado la Tesorería para ascender a Jefa de Recaudaciones, había dispuesto que las llaves de las cajas de seguridad y de las puertas de la oficina de Tesorería quedaran en la institución y no en poder del nuevo Tesorero, Andrés Villalba ya que éste llegaba tarde a su puesto de trabajo, por lo que convinieron el “mecanismo de seguridad” para dejar las llaves en Tesorería y así cualquiera podía abrir la oficina en las mañanas.
Recordemos que es un lugar donde se depositaban cientos de millones todos los días, pero no encontraron lugar más seguro para guardar las llaves que un sencillo tacho de plástico dentro de un vulnerable armario, este armario tenía una cerradura con llave, la cual se guardaba en el escritorio del Tesorero y a su vez, la llave de la oficina de Tesorero en el escritorio de Domingo Báez Pedotti, Jefe de Transporte de Valores.

El burocrático método de «seguridad», sin embargo, no detuvo en lo absoluto a los delincuentes el día del atentado ya que simplemente rompieron la puerta del armario, tomaron las llaves (con obvio conocimiento de su ubicación) y accedieron cómodamente a la caja seguridad con el dinero dentro.

Solo cinco personas en Tesorería sabían de la ubicación de esta llave: Mirta Herrera (Jefa de Recaudaciones), Andrés Villalba (Tesorero), Yessica Arzamendia (Secretaria) y Luis Lezcano (Auxiliar) y Domingo Báez Pedotti (Transporte de caudales).

Pero las “perlas” en el manejo de esta dependencia municipal continúan, ya que la puerta trasera del área de Tesorería no contaba con cerradura desde hacía casi dos años y en una zona tan sensible como esta, entraba cualquier funcionario a cualquier hora sin mayores restricciones, es más, el viernes 23 de marzo, dos días antes del atentado, ingresó toda una comitiva compuesta por Mirta Herrera a la cabeza, Miriam Irala (cajera imputada y detenida por el siniestro) Ricardo Palacios (pareja de Miriam, imputado y detenido por el siniestro) y Armando Zacarías (Secretario de Palacios, imputado y detenido por el siniestro) con la excusa de tapar unas rejillas, trabajo para el cual no se había solicitado autorización y tampoco existía reclamo alguno de los afectados. Coincidentemente días después, tres de las cuatro personas que ingresaron a este lugar acompañando a Herrera fueron vinculadas como supuestos responsables del atentado.

Siempre según los testimonios, desde que asumió Herrera terminaron las auditorías internas y controles a los fondos de los cajeros, algo que era habitual en administraciones anteriores.

“La puerta de tesorería hacía más de un año que estaba descompuesta y cualquiera podía entrar, se compraban muchas otras cosas pero nunca se arreglaba ese lugar donde se debía cuidar y custodiar porque había mucho dinero, entraba gente, carpinteros, electricistas, proveedores y yo contando plata, nunca se respetó, esto pasó en la administración de Mirta Herrera, anteriormente esto no pasaba; en administraciones anteriores se respetaba mucho, incluso había auditoría donde se controlaba 3 veces por semana, desde que asumió Herrera no se realizaron más auditorías’’ (sic) declaró el Jefe de Recaudaciones Domingo Báez Pedotti al Juez instructor del sumario, Abog. Pablo Villalba.

Pedotti también reclamó que al asumir Andrés Villalba no se hizo el corte administrativo, algo fundamental y obligatorio en cualquier cambio de administración, aunque Mirta Herrera asegura que ya habían hecho un borrador justamente el día viernes 23 de marzo y que casualmente se quemó en el incendio.

El transporte del dinero a los bancos tampoco reunía las condiciones mínimas, un funcionario armado con una antigua escopeta acompañaba a Pedotti para realizar los depósitos, el arma del guardia nunca fue verificada o mantenida para comprobar su funcionamiento, tampoco sus municiones, además de carecer de los documentos reglamentarios, es más, el funcionario de tampoco contaba con autorización para tenencia y portación de armas, así que el efectivo de seguridad cumplía un rol netamente decorativo.

Una cajera del turno tarde tuvo que traer el candado del portón de su casa para cerrar la bolsa de seguridad donde se guardaba su recaudación diariamente ya que no quería dejar expuesto su dinero y no se lo proveían en la Municipalidad.

Otro punto cuestionado fue que los equipos de DVR que grababan el movimiento de las cámaras de seguridad se encontraban a la vista de todos sobre un estante dentro de la oficina de Tesorería, lo que facilitó a los malvivientes llevarse las imágenes que revelarían quien o quienes ingresaron en la madrugada del 25 de marzo a la sede municipal.

Los DVR estaban lejos de su lugar natural para el control y monitoreo, que debería ser la oficina de Seguridad y Tránsito de la comuna, donde hay efectivos de guardia las 24 horas y donde se encontraban anteriormente pero llamativamente por orden de la entonces Tesorera Mirta Herrera todo el centro de monitoreo fue trasladado a su oficina donde permaneció el equipamiento hasta el día del siniestro.

Por su parte Herrera confesó que realizaba préstamos usurarios dentro de la Municipalidad, aunque aseguró que se trataba de un asunto personal y que utilizaba dinero propio y no de la comuna.

“Con los problemas que ellos me presentaban diariamente les tuve compasión, así que al final terminé ayudándoles”, sostuvo explicando el porqué otorgó los préstamos. “Inclusive cuando el señor Luis Yd me conoció para trabajar en su campaña política yo era una persona que no trabajaba, simplemente me mantenía de ese dinero que cobrabamos de esa forma’’ señaló Herrera en su testimonial destacando su vasta trayectoria como usurera.

En otro momento declaró que los pagos con cheques seguían un estricto patrón de controles y que no se aceptaban cheques al portador en ningún caso pero reconoció que a veces “aparecían algunos” por lo que ella misma procedía a completar los cheques colocándolos a nombre de la Municipalidad de Encarnación. Mientras que por otro lado todos los cajeros, contradiciendo a Herrera, señalaron que sí estaba permitido aceptar cheques al portador con una serie de pasos protocolares. Los cheques que llegaban a las ventanillas de pago debían contar al dorso con la firma del cajero, sello personal del cajero y sello de Tesorería antes de pasar el minucioso control del aparato burocrático para que puedan ser depositados, pero aún así, misteriosamente, Miriam Irala consigue que se salten estos controles y se depositen dos cheques por un valor que rondaba los 110.000.000 de Guaraníes, cheques que fueron rechazados el lunes posterior al incendio por carecer de fondos.

Estos cheques fueron la punta del iceberg para descubrir la enorme bicicleteada con el dinero de la comuna, ya que cuando “rebotaron” se pudo comprobar que eran de montos millonarios y no contaban con firma y sello de caja, ni de comuna pero aún así llegaron a ser depositados en las cuentas de la Municipalidad.

Otra de las contradicciones que surgen en las declaraciones testimoniales es que Herrera sostuvo que al entregar su cargo hizo el cambio en la combinación de la caja fuerte y que incluso convocó a un cerrajero para el efecto pero Villalba negó esta situación asegurando que la combinación jamás fue cambiada.

La ausencia de mecanismos serios en el manejo del dinero (aplicados en cualquier oficina financiera) permitieron que con total libertad se instale una financiera clandestina con fondos de la comuna (hecho reconocido por Miriam Irala) y por otro lado se faciliten los pasos para que el o los malvivientes ingresen a la comuna y perpetren el lamentable suceso que golpeó a toda la ciudadanía encarnacena.


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