LALO KAVARA: “70 AÑOS COMO CHIPERO AUTÉNTICO DE CORONEL BOGADO”.

Corría la década de 60, el silbido del tren se oía a lo lejos aproximarse a parage Ka’i Puente, Ña Pule gritaba a sus dos hijos Lalo y Chemo, que se apresuren, que los pasajeros que iban hasta Asunción no podían esperar, inmediatamente ambos niños dejaban su balón hecha de vejiga de cerdo y con canasta en mano aguardaban la llegada del tren a la altura de Aguarare.

«¡Chipá, chipá!», era el grito de ambos hermanos, con actos dignos de un malabarista subían al tren en marcha, un par de kilómetros más adelante llegaban a la Estación con la canasta vacía, esta escena se repitió por varios años en este rincón del país.

Los niños crecieron, los padres envejecieron y comenzaba a escribirse toda una leyenda impregnada en el corazón de Coronel Bogado. Ambos hermanos crecieron y comenzaron a fabricar su propia chipa para luego darle espacio a dos marcas que marcaron un antes y un después en la gastronomía itapuense “El Gordo” y “Lalo”.
Pasaron los años y cada uno siguió su propio rumbo con sus propias chiperias, por un lado Chemo con “El Gordo” y Lalo con la chiperia que hasta hoy lleva ese nombre. Lastimosamente solo este último queda con vida.

Este 2018, se cumplen 70 años de aquella primera vez que Eladio Bogado “Lalo”, recibía una canasta de chipas departe de su madre y salía rumbo a la Estación de Tren para venderlos y 60 años de que se le traspasaba la fabricación de chipas departe de su madre. Lo que jamás se imaginaban, es que hasta la fecha esta familia continuaría apostando en este rubro que ya va por la quinta generación.

En 2016, la Asociación de Chiperos de Coronel Bogado homenajeó a este señor, uno de los pioneros en la producción y venta de chipas en fábrica de Coronel Bogado. Con 76 años de edad, de Ios cuales cumplirá 70 años como vendedor y 60 como productor. Actualmente, quizá sea el chipero más antiguo de la Ciudad de Coronel Bogado que sigue con vida y uno de los más renombrados del país.

«No se porque me homenajearon, yo solo hago mi trabajo, la chipa es lo único que sé hacer» mencionó Lalo con una sonrisa.

Agregó que por el deterioro de su salud ya no puede salir en su bicicleta a vender y tampoco fabricar, pero como que le es imposible desligarse de su trabajo, se levanta a la misma hora que su esposa e hijos y ceba el mate mientras trabajan.



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